Pepe Domingo Castaño habla de su matrimonio: "En el amor hay tiempos buenos y tiempos malos"

Foto: TELEMADRID |Vídeo: Telemadrid

Pepe Domingo Castaño reconoce que, en sus tiempos, era muy ligón. Pero también muy enamoradizo. Ambas personalidades juntas hacían que pudiera estar enamorado locamente de una chica durante tan solo diez minutos. Sin embargo, todo cambió cuando conoció a Tere, la mujer de su vida.

El presentador de radio y televisión conoció a su mujer en la discoteca Long Play de la madrileña plaza de Pedro Zerolo. Nada más verla ya supo que iba a ser la mujer de su vida y, desde ese día, así ha sido.

Madrid, uno de tres millones: Pepe Domingo Castaño
Madrid, uno de tres millones: Pepe Domingo Castaño
Madrid, uno de tres millones: Pepe Domingo Castaño

Madrid, uno de tres millones: Pepe Domingo Castaño

Para conmemorar su aniversario, que celebran el 23 de febrero, día en el que se conocieron, Pepe Domingo le dedicó un emotivo poema a Tere: “Me subiré a tus ojos para mirar con ellos aquel día, un 23 lejano de febrero, cuando Long Play se puso de puntillas, para acercar tus sueños a mis sueños. Me esconderé en tu boca para besar de nuevo el primer beso, aquel que solo vieron las estrellas, en la noche total de Arturo Soria…”.

¿Y cómo es Teresa? Domingo Castaño lo tiene claro: “Es lo que yo pedía a una mujer”. Ternura, feminidad, estilo, glamour, cariño, personalidad y belleza son algunos de los adjetivos con los que describe a esta mujer que “lo tiene todo”.

El poema que Pepe Domingo Castaño le dedica a La Latina: “Latinear, sentir la calle, vivir la vida”
El poema que Pepe Domingo Castaño le dedica a La Latina: “Latinear, sentir la calle, vivir la vida”
El poema que Pepe Domingo Castaño le dedica a La Latina: “Latinear, sentir la calle, vivir la vida”

El poema que Pepe Domingo Castaño le dedica a La Latina: “Latinear, sentir la calle, vivir la vida”

Pero en una relación no todo es siempre de color de rosa. Tal y como cuenta el propio Pepe, “en el amor hay momentos buenos y momentos malos”. Y en los últimos tiempos no estaban atravesando su mejor momento, porque “la costumbre convierte las relaciones en algo monótono”.

Durante la presentación de su libro, Pepe Domingo Castaño vio a su mujer sentada en primera fila y solo pudo pensar una cosa: “Qué mujer más guapa. Qué mujer más bella y yo que no le hago caso últimamente”. Y bajó y le dijo que había vuelto a enamorarse locamente de ella. Una bonita anécdota que ha propiciado que vuelvan a vivir “ese pequeño romance”.