Resultó imposible controlar el sollozo ante las duras críticas

  • Virginia Ruíz, de la Santa Tapa, rompe a llorar al recibir las críticas hacia su espacio por parte de ambos competidores

Es el turno de La Santa Tapa de conocer las valoraciones de sus competidores. En el espacio sacan una de las notas más bajas del programa, a pesar de ser un local con 470 metros cuadrados. Comentarios acerca del local como "esto es heredado", "no les importa nada la decoración" o que es un "bar de tapas de barrio" con un tono que se percibió despectivo, hacen que Virginia Ruíz. salte a defender su negocio.

Virginia termina por no poder gestionar sus emociones porque para ella las críticas a su restaurante duelen por no tener en cuenta su esfuerzo para ponerlo a funcionar.