El Día de Muertos: una fiesta a todo color

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Mega-Altar de Muertos 2020 - Casa de México
Mega-Altar de Muertos 2020 - Casa de México |Redacción

¿Qué se nos viene a la mente cuando pensamos en Halloween? Seguramente, lo primero que la mayoría conteste sea “las calabazas”. Esta conocida fiesta de origen anglosajón ha pasado por encima de nuestro tradicional Día de Todos los Santos y, cada vez, se celebra en más países de todo el mundo. Pero que se ande con ojo, porque, en los últimos años, otra fiesta está cobrando cada vez más popularidad y las “Jack-o’lantern” están siendo sustituidas por coloridas calaveras. Hablamos del Día de los Muertos de México o, como ellos lo llaman, el Día de Muertos.


Los espíritus son los invitados de honor

Al igual que ocurre con el Día de Todos los Santos o con Halloween, el Día de Muertos es una fiesta que se celebra en México para recordar y honrar a los familiares y seres queridos fallecidos. Según la cultura mexicana, la muerte no es más que una parte del ciclo natural de la vida. Los difuntos continúan existiendo como lo hicieron en vida y cada año esperan a esta celebración para visitar a los vivos que les siguen recordando. Es por eso que estas fechas no son un motivo de tristeza, sino una fiesta hacia sus invitados de honor: los espíritus.

Casa de México / Redacción
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El origen de esta festividad surge de la mezcla de la cultura mesoamericana y la tradición católica que llevaron los españoles en el siglo XVI. Aunque estas culturas precolombinas tenían un concepto similar sobre el significado de la muerte y la experiencia humana, los europeos introdujeron nuevos elementos y se le dio un significado católico a todo el ritual.

Durante unas horas, los muertos pueden volver al mundo de los vivos y reunirse con sus familiares.

Existen días de culto específicos según la edad y la causa del fallecimiento. Los días más importantes son el 1 de noviembre, asociado a las almas de los niños (“muertos chiquitos”), y el 2 de noviembre, dedicado a las de los adultos, los Fieles Difuntos. Sin embargo, la celebración ya comienza a finales de octubre, momento en el que empiezan todos los preparativos.

Además, dependiendo de la región en la que nos encontremos, pueden variar las jornadas. En Yucatán, por ejemplo, el 31 de octubre reciben la visita de los pequeños, el 1 de noviembre la de los adultos y el 2 se reúnen todos.

Una colorida fiesta llena de cariño

Durante unas horas, los muertos pueden volver al mundo de los vivos y reunirse con sus familiares. Unas horas en las que regresa “lo querido” y el llanto y la nostalgia se convierten en risa, cariño y gozo. Lo oscuro y sombrío deja paso a la luz y los colores se convierten en los protagonistas de la escena.

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Flores, papel picado, calaveras, comida… Todos ellos envueltos de un llamativo y vivo colorido que invita a la alegría, la reconciliación y el amor. Gracias a eso, el Día de Muertos fue declarado en 2003 Patrimonio Mundial Inmaterial por la UNESCO, al considerarlo como “una de las más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo y una de las expresiones culturales más antiguas y fuertes de los grupos indígenas del país”.


El altar de muertos

El altar de muertos es el elemento fundamental del Día de Muertos y simboliza la comunión entre ambos mundos: el de los vivos y el de los muertos. Las familias se reúnen en torno a él para recibir a sus seres queridos, que aparecen personificados en fotografías. En ocasiones también se rinde tributo a personas cercanas y a personajes importantes.

Su representación puede variar según la región y las diferentes culturas, pero el tradicional es el de siete niveles, que son los pasos que debe atravesar el alma del difunto para encontrar la paz. Sin embargo, los más comunes son los de tres niveles: el nivel superior representa el cielo, el intermedio el purgatorio y el inferior el infierno.

A pesar de la integración en las costumbres indígenas de la tradición católica traída por los españoles, estos altares siguen manteniendo una gran similitud simbólica y estética con los "tlamanalli" realizados por los pueblos originarios. Este término hace referencia a "La Ofrenda" y servían para rendir tributo a los muertos.

¡Descubre en la siguiente imagen los elementos que no pueden faltar en un altar de muertos!


También es tradición colocar en estos altares comidas, bebidas y objetos característicos del difunto y que le gustaban en vida, desde juguetes para los niños a tequila e, incluso, tabaco.

Es importante señalar que, quienes ofrenden a sus muertos, serán en el futuro invitados a la fiesta.

Una sonrisa para el recuerdo

El Día de Muertos es una celebración cada vez más conocida en todo el mundo y el número de disfraces de La Catrina, la icónica y colorida calavera mexicana, no ha dejado de crecer.

Pero más allá de ser una fiesta, es un momento de unión, de estar en familia, de apoyarse los unos a los otros y de olvidar las penas. Lo importante de estas fechas no es solo pasárselo en grande y divertirse, sino recordar a nuestros seres queridos, con alegría, con una sonrisa en la cara. Y es que este es el mejor regalo que les podemos hacer a los que ya no están: recordarlos con cariño.

El llanto y la nostalgia se convierten en risa, cariño y gozo.

Llevando la contraria a Jack Skellington y la pegadiza canción con la que nos introducía el mundo de “Pesadilla antes de Navidad”, esto no es Halloween, esto es el Día de Muertos.