El Covid-19 nos ha devuelto al turismo de los años 50
Con una preferencia por los destinos tranquilos y no masificados, donde el riesgo de contagio disminuye
Mi cámara y yo te presenta una amplia posibilidad de opciones para descubrir los lugares más cercanos a Madrid
Sandra Lázaro
La actual crisis sanitaria del Covid-19 nos ha devuelto al turismo de los años 50. Recobrando un papel protagonista para el turismo rural por la Península. Con una preferencia por los destinos tranquilos y no masificados, donde el riesgo de contagio disminuye: espacios naturales y al aire libre. Mi cámara y yo te presenta una amplia posibilidad de opciones para descubrir los lugares más cercanos a Madrid.
A Eloisa Leiro le cuesta recordar: “Tengo 85 años y solo he visto el mar tres veces en mi vida”, asiente mientras se coloca la mascarilla.
Eloisa es originaria de Alpedrete, un pequeño pueblo situado en la Sierra de Madrid. “Antes, durante los años 50, la gente no tenía dinero y se iba de vacaciones al pueblo. Yo ya era de pueblo, por lo que no me movía de allí”, afirma Leiro.
El turismo en España es una de las mayores actividades económicas que contribuyen al PIB. En 2019, se situó en segunda posición, tras Estados Unidos, en el ranking de los países que más ingresos generaban a través de esta actividad.
En 1951 se registró el primer millón de visitantes en España, que fue incrementándose durante los años posteriores, según los datos aportados por las estadísticas oficiales. Aquello no siempre había sido así. “En los años 50 fueron entrando turistas. Pero el verdadero ‘boom’ vino en los 80, cuando terminó la dictadura. Las playas estaban inundadas de gente, lo vi por la televisión”, recuerda la entrevistada.
El número de llegadas registrado a nivel mundial ha evolucionado de manera ascendiente, con un mayor incremento durante 2017 y 2019, hasta situarse en este último en 48,06 millones de turistas.
Removiendo los cajones, con algo de polvo, Eloisa sacó una fotografía en blanco y negro. Los bordes tenían un tono desgastado mientras en la imagen el rostro de cinco mujeres se difuminaba por la calidad de la cámara. “La primera vez que vi el mar tenía 20 años. Me fui a Valencia con mis cuatro amigas, todavía estábamos solteras -explica-. Estuvimos un año ahorrando para poder viajar. Tardamos 4 meses en organizar el viaje, hasta que un día cogimos el 600 de mi padre y nos fuimos rumbo a la playa. Parecía que estábamos cruzando el mundo. Nada nos ataba excepto el dinero”, recuerda mirando la fotografía. “No tengo mucha memoria, ya estoy mayor, pero nunca olvidaré esa sensación de libertad al ver algo tan infinito”. Eloisa tardó 25 años más en volver a ver el mar.
La pasada navidad, su nieto le regaló un vuelo a Suiza para reencontrarse con él tras un año sin verse: “Nunca he salido de España, parece que este año tampoco será”, explica.
Eloisa no deja de mirar aquellas fotografías. Lleva guantes, “porque con ellos no pasa el bicho”, asegura, y una mascarilla que le tapa la sonrisa, pero deja colarse la vida por la mirilla de los ojos.