El origen de lo que actualmente es el monasterio de Santa María de la Cruz o Convento de Santa Juana se sitúa a mediados del siglo XV en una pradera cercana al pueblo de Cubas de la Sagra. Según testimonios y documentos de la época, fue aquí donde la Virgen se apareció a una pastorcilla llamada Inés en marzo de 1449. La Virgen expresó a la niña su deseo de tener en este lugar una iglesia donde se le rindiera culto.
Primeramente se construyó una pequeña ermita o “casa de la Virgen”, llevando la advocación de Santa María de la Cruz, que más tarde se convertiría en un beaterio (1464). Pero fue gracias a la obra de la madre Juana de la Cruz, conocida popularmente como “La Santa Juana”, que éste se transformó en uno de los monasterios más importantes y ricos de la época, gracias a los favores que reyes y nobles le dieron. Santi visitará el Santuario y descubrirá que aquí viven unas 7 monjas que, además, venden unas rosquillas riquísimas.