Un auténtico tsunami de lava. Así definen los científicos la colada que se desbordaba a la altura del cono principal y que fluye a gran velocidad. Mientras, voluntarios y miembros de la UME retiran toneladas de ceniza acumuladas en tejados y azoteas.
Una ceniza que junto a la llegada de polvo en suspensión desde el Sáhara empeorará este viernes la calidad del aire en la isla de La Palma.
Y el volcán no da tregua, sigue expulsando lava y la isla ha vuelto a temblar. A primera hora de la mañana se ha sentido un nuevo terremoto de 4,5 grados, a 36 kilómetros de profundidad.
Las coladas de lava ya han arrasado 680 hectáreas de terreno y han afectado a 1.548 viviendas. Las evacuaciones han evitado daños personales pero la destrucción no para.
Toda la atención está puesta ahora en las últimas efusiones de magma que desciende a una velocidad sorprendente por la pendiente dirección a la zona de La Laguna, ya completamente evacuada.
En las zonas bajas y a medida que se aproxima al mar la colada pierde velocidad pero no capacidad destructiva. Algunos ríos de lava tienen una anchura de entre 20 y 30 metros y puede haber nuevos desbordamientos.