Los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de Francia, Emmanuel Macron, protagonizaron hoy un abierto enfrentamiento sobre la visión de la OTAN, antes del comienzo de la cumbre de la Alianza Atlántica en su 70º aniversario.
Los líderes de los países miembros de la organización de defensa colectiva, creada en abril de 1949, llegaron hoy a Londres para participar en esta cumbre especial, antes de que mañana miércoles se sienten en una sala de un hotel de Watford, al noroeste de la capital británica, para debatir sobre los desafíos y recursos de la OTAN.
La reunión empezó oficialmente esta noche con una recepción ofrecida a los líderes por la reina Isabel II, de 93 años, en el palacio de Buckingham, residencia de la familia real.
La cita de Londres no ha estado exenta de controversia, después de que Trump acusara a Macron de "insultar" a los aliados al decir este que la Alianza se encuentra en estado de "muerte cerebral".
Sentado junto al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, Trump lanzó las críticas contra su homólogo francés al considerar como "desagradable" e "irrespetuosa" la frase que utilizó Macron en "The Economist" el pasado noviembre. "Creo que es un insulto (...), quedé sorprendido" por la expresión de Macron, subrayó el presidente de EEUU ante la prensa en Winfield House, la residencia del embajador de EEUU en Londres.
Para Trump, la frase utilizada por Macron fue "peligrosa", porque, según dijo, "nadie necesita más a la OTAN que Francia".
Reunión con Macron
Unas horas después, cuando le tocó el turno de su reunión con el presidente galo, Trump rebajó el tono y se mostró más conciliador al reconocer que los dos tenían una "pequeña disputa", pero que confiaban en poder "resolverla".
"Hemos hecho muchas cosas juntos como socios. Nuestros países han sido socios en muchas cosas, incluidas algunas que tienen que ver con el radicalismo islámico, (y) siempre ha salido bien", dijo Trump.
En particular, Trump agradeció a Macron "el gran trabajo realizado en África", al referirse a la lucha antiterrorista en Mali: "Has estado -matizó- muy implicado allí".
Por un lado, Trump insiste en que los miembros de la OTAN deben hacer mayores aportaciones a las arcas de la organización -con el 2 % de su PIB en 2024-, pero, por otro, Macron quiere asegurar que hay una "estrategia clara" para que se cumpla el objetivo de garantizar la paz y la estabilidad en Europa frente a la amenaza terrorista.
Trump criticó aún más la observación de Macron sobre la "muerte cerebral" de la OTAN dados los problemas económicos por los que atraviesa Francia, con numerosas protestas sociales en los últimos meses de los llamados "chalecos amarillos".
El presidente norteamericano reconoció, no obstante, la necesidad de que haya una mayor "flexibilidad" sobre la forma en que la Alianza Atlántica responde a las nuevas amenazas globales.
Ante el rifirrafe entre Trump y Macron, este último dijo que mantenía su opinión sobre la OTAN y que no se trataba de hablar "solo de dinero", sino también de tener una "estrategia clara" sobre lo que debe ser la Alianza, con objetivos transparentes para atender problemas, como por ejemplo los de Siria o Irak.
Macron no ha ocultado su inquietud por la retirada de las tropas de EEUU de Siria en la zona fronteriza con Turquía, lo que despejó el camino para la ofensiva militar turca contra los kurdos en el norte de ese país el pasado mes de octubre.
Trump se reúne con Stoltenberg
En la víspera de la reunión de los líderes, el secretario general de la OTAN hizo hincapié en la importancia de que la organización se adapte a los nuevos desafíos y en que sus miembros tomen "medidas juntos". Stoltenberg reconoció que los aliados tienen diferencias, por ejemplo, por razones geográficas, pero que, a pesar de esto, sentenció, "nos protegemos, porque juntos somos más fuertes".
El político noruego elogió a Trump al afirmar que "está haciendo un trabajo fantástico" al conseguir que más países incrementen sus fondos a la OTAN, y cifró en 130.000 millones de dólares (118.209 millones de euros) las contribuciones alcanzadas.
A diferencia de otras veces, Trump evitó pronunciarse sobre los asuntos políticos internos en el Reino Unido, que está en plena campaña electoral para los comicios del 12 de diciembre.
Admitió que no quería implicarse en este proceso para no "complicar" las cosas, si bien comentó que el primer ministro, el conservador Boris Johnson, es "muy capaz" y "hará un gran trabajo" si es elegido.
No obstante, recalcó que puede "trabajar" con cualquier político británico que gane las próximas elecciones en el Reino Unido.