La inclusión de Aurélien Tchouaméni como tercer central en fases del juego en Balaídos que el francés no ejecutó bien. La presencia de Jude Ballingham tirado a la banda derecha. Una nueva suplencia de Rodrygo Goes que confirma la pérdida de peso del tridente.
Son las pruebas que Carlo Ancelotti, entrenador del Real Madrid, realizó antes de encarar dos partidos señalados ante Borussia Dortmund y Barcelona.
El Real Madrid se juega en cuatro días una reacción europea en la reedición de la última final de la Liga de Campeones, tras caer en su visita al Lille, y el liderato de LaLiga ante el Barcelona.
Dos partidos señalados, ambos en el Santiago Bernabéu, a los que llega sin cumplir las esperanzas de mejoría de su técnico. Fueron más deseo que realidad.
Porque el equipo de Ancelotti sigue sin encontrar su mejor juego este curso. Pese a que el italiano apuntó con optimismo en la víspera a una clara mejoría en el aspecto físico por el parón de dos semanas del que disfrutaron varios de sus internacionales al no acudir a sus selecciones, que se reflejaría en una mejora de imagen que no llegó.
Se queda con el compromiso Ancelotti, consciente de que su equipo gana partidos gracias a las individualidades. El talento de Kylian Mbappé en un gran golpeo a la escuadra.
La visión de Luka Modric el día que hacía historia como el jugador de más edad que juega con el Real Madrid, superando un registro impensable en el fútbol actual, de Puskas, dando una asistencia a un Vinícius que se va acercando a su identidad.
Pero un equipo salvado de nuevo por su portero. Thibaut Courtois fue el mejor jugador del Real Madrid en Balaídos con tres paradas decisivas de las que salvan partidos.
Con la carencia de centrales en la plantilla, Ancelotti innovó con tres retrasando en el inicio de jugada a Tchouaméni. Provocó espacios en el centro y nerviosismo por lo que explicó fue un malentendido.
"He cambiado el dibujo, Aurélien con balón ha jugado entre los dos centrales pero ha habido problemas de equilibrio porque sin balón tenía que adelantarse y me he equivocado", justificó Carletto.
Más satisfecho acabó con el rendimiento de Bellingham en una nueva demarcación, en la banda derecha de un sistema 4-4-2.
"La posición de Bellingham ha cambiado con la idea de entrar más desde segunda línea por banda derecha. Me ha gustado mucho en esa posición", confesó Ancelotti en una decisión también propiciada por la ausencia de Dani Carvajal, con el objetivo de ayudar en labores defensivas a Lucas Vázquez y que no evitó que el juego de su equipo siga volcándose hacia el costado izquierdo.
Así encara el martes la primera cita clave de la semana, el duelo ante el Borussia Dortmund, en el que Ancelotti debe decidir si regresa al 4-3-3 para recuperar a Rodrygo o confirma la condición de suplente del brasileño con un dibujo que le perjudica si pasa a jugar con dos delanteros, con Vinícius y Mbappé siendo intocables y respondiendo con goles.
Todo antes de un clásico al que el Real Madrid llega con una mayor indefinición táctica que su gran rival, resucitado por Hansi Flick, y con Ancelotti realizando innovaciones para dar con la tecla que mejore el fútbol de su equipo.