Carlos Sainz no tiene límite: la primera gran leyenda del automovilismo español continúa haciéndose cada vez mayor tras conseguir este viernes a sus 57 años su tercer Dakar, que se suma también a sus dos campeonatos del mundo de rallies.
Nacido el 12 de abril de 1962 en Madrid, Sainz ya era el piloto más longevo en haber ganado el Dakar con 55 años, pero ahora el madrileño ha superado por dos años su propia marca y, con su excepcional estado de forma y su exigencia máxima, parece que su único límite es el que él mismo quiera marcarse.
La combinación de tres Dakar (2010, 2018 y 2020) con sus dos mundiales de rallies (1990 y 1992) solo la igualan los finlandeses Juha Kankkunen (cuatro mundiales y un Dakar) y Ari Vatanen (un mundial y 4 Dakar).
Su nueva victoria en el rally más duro del mundo lo sitúa como el piloto español con más victorias en el Dakar en coches. Solo Marc Coma cuenta con más triunfos, cinco en la categoría de motos. Sin embargo, nadie se atrevería a decir que el envidiable palmarés de Sainz se terminará aquí porque, si quiere, ha demostrado que está apto para seguir en el rally más duro del mundo por bastantes años más.Cuando probó el Dakar por primera vez en 2006 hacía dos años que se había retirado del mundial de rallies y ya era la figura más relevante del automovilismo español, solo alcanzado en magnitud por la irrupción de Fernando Alonso en la Formula 1.
El MATADOR.
57 años, 3er Dakar, 3 marcas diferentes. Orgullo es poco. Eres el P*** amo @CSainz_oficial
En ese momento ya era el único español que había ganado el mundial de rallies y hasta ahora es el segundo piloto de la historia del campeonato con más podios (97), el cuarto con más rallies ganados (26) y el tercero con más especiales ganadas (757).
Su leyenda podía haber sido ya enorme de haber conseguido también los mundiales de rallies de 1995 y 1998 que perdió a escasos metros de la meta, origen de las fatídicas expresiones de "la cagamos, Luis" y "trata de arrancarlo, Carlos, por Dios", que ya pasaron a la memoria colectiva.
En el primer episodio se salió de la pista en la última etapa; y en el segundo, el más recordado, su coche se averió a medio kilómetro de la meta.
Desde su primera incursión en el Dakar, la pasión de Sainz por seguir ganando carreras lo ha llevado a hacer una rutina el perderse parte de las fiestas navideñas para viajar miles de kilómetros lejos de casa a correr por terrenos inhóspitos y llenos de trampas a velocidades puntas de casi 200 kilómetros por hora.Sus victorias en el Dakar aún cobran mayor relevancia si se tiene en cuenta que cada una la consiguió con un coche distinto que él mismo ha ayudado a evolucionar. Los tres eran buggys y en los tres también tuvo de copiloto al sosegado Lucas Cruz, cuya precisa navegación sirvió a Sainz para ganar muchas etapas.
El español se ha convertido en el gran especialista de los dos ruedas motrices al imponerse en 2010 con el Volkswagen Touareg, en 2018 con el Peugeot 3008 DKR Maxi y ahora con el Mini.
El espíritu competitivo de Sainz flamea tan intensamente que ni siquiera vaciló cuando el año pasado el buggy de Mini estaba lejos de ser un automóvil capaz de ganar el Dakar, con contantes fallos en el sistema de autoinflado y desinflado de las ruedas que llevaron al español por la calle de la amargura.
Lejos de desvincularse de la marca alemana y esperar otras propuestas más atractivas, Sainz se dedicó junto a Peterhansel a perfeccionar esa máquina y puso en ella toda la experiencia de sus más de diez años en el Dakar para tener el mejor coche de la carrera.
Dicho y hecho. Sainz pilotó este año el coche más rápido en uno de las ediciones del Dakar más veloces que se recuerdan, con cuatro etapas ganadas, mientras que Peterhansel, su compañero de equipo, se adjudicó otras cuatro.
La última gesta del madrileño en el Dakar es además especial por haberse producido en la misma edición en la que ha debutado Fernando Alonso (Toyota), con lo que este Dakar reunió a las dos mayores figuras del automovilismo español.
Sainz fue uno de los que animó a Alonso a probar suerte en el Dakar, pues tienen una fluida relación desde que el madrileño pasa buena parte del año en los circuitos de Fórmula 1 para acompañar a su hijo, Carlos Sainz Júnior, que compite con uno de los volantes de la escudería británica McLaren.
Fuera del motor, Sainz también se proclamó campeón de España de squash con 16 años y en 2006 hizo una incursión en el fútbol, cuando se integró en la candidatura de Juan Miguel Villar Mir a la presidencia del Real Madrid, que perdió frente a Ramón Calderón.