Jarro de agua fría en el piragüismo español en los Juegos a la espera del K4 500
Se pierden todas las opciones de medalla que había este jueves en el deporte de la piragua
Efe
El piragüismo español desplegó este jueves todo su potencial en una jornada con amplia representación en la que ninguno de los finalistas se colgó medalla, pero de la que salieron con buen sabor de boca y la vista puesta en su última baza.
El día comenzó con las semifinales del K1 200m, en las que el ilerdense Saúl Craviotto y el brigantino Carlos Arévalo se colaron en la víspera, marcando la primera ocasión en la que un país puede contar con dos deportistas en una misma prueba.
Los dos españoles avanzaron a la final tras terminar tercero y cuarto en su serie, ahorrando energías para seguir alimentando el hambre de podio y la expectación por una quinta medalla del catalán, que lo igualaría con el también palista cangués David Cal como el deportista español con mayor número de estas preseiras.
Arévalo salió con ímpetu y le puso toda la garra que pudo para conquistar la quinta posición, a tan sólo 0.189 segundos del bronce que se colgó el británico Liam Heath, que se había alzado con el oro en Río 2016 en esta categoría y la plata en el K2 200 metros.
"Quedo con buenas sensaciones, he dado mi 100%. Ser quinto en unos JJ.OO. y estar luchando en la final. Ya dije que la medalla iba a estar repartida en décimas", dijo el gallego tras la regata, celebrada en el canal Sea Forest de Tokio.
La valiosa presea de oro fue para el húngaro Sándor Tótka en una ajustadísima lucha con el italiano Manfredi Rizza, que fue plata pero durante unos instantes despertó los recuerdos entre sus compatriotas de la hazaña de Pierpaolo Ferrazzi en Barcelona'92.
Craviotto y Arévalo eran dos de los seis representantes españoles en cuatro categorías: el K1 200, el C1 200, el K1 500 y el K2 1000.
Cuanto ambos se metieron en la final, junto a la pontevedresa Antía Jácome (C1 200m) y la pareja formada por el zumaiarra Iñigo Peña y el talavereño Paco Cubelos, se convirtió en una jornada para soñar para el deporte español y el piragüismo en particular, una de las disciplinas que más éxitos ha llevado al país en años recientes. Sobre todo después de las platas de Maialen Chourraut y Teresa Portela, que pusieron altas las expectativas.
La palista ceutí Isabel Contreras, que disputaba las semifinales, fue la única que no logró avanzar a la final en el K1 500 metros, donde disputó la final C quedando tercera con un crono de 1:55.728.
El primer jarro de agua fría llegó con el quinto y séptimo puesto de Craviotto y Arévalo. Quedaba en las aguas la joven Jácome, debutante en unos Juegos, que conquistó un quinto puesto del que la gallega se ha mostrado muy orgullosa y con el que se va satisfecha por haber podido mostrar lo mejor de sí, en sus propias palabras.
Después de que el podio esquivara por escasas centésimas de segundo a los representantes individuales del piragüismo español, el foco y la presión recayó sobre Peña y Cubelos, quienes cerraron la competición con un sexto puesto que les supo más agridulce.
"Era el año que mejor estábamos", lamentó Cubelos. "Hemos estado peleando con todo después de salir a pelear la carrera y estuvimos cerca luchando siempre con los mejores", añadió.
El castellano-manchego recordó que en una final olímpica "nadie regala nada" y que "hay que estar con la cabeza alta". "Seguramente dentro de unos días valoraremos esta sexta posición como un resultado muy bueno", señaló.
"Estamos muy satisfechos de haberlo dado todo y haber hecho una regata, pero no ha sido suficiente para subirnos al podio", dijo por su parte Peña. "Hemos clavado lo que estaba planeado, pero al final el viento ha estado un poco caprichoso y, aunque no es excusa, nos ha alejado de los primeros puestos", consideró el vasco.
El piragüismo español todavía tiene una última opción de colgarse otra medalla olímpica en Tokio. Este viernes se disputarán las rondas clasificatorias para las semifinales del K4 500 metros.
La misión española tiene aquí a sus representantes en el cuarteto de Craviotto, Arévalo, Marcus Cooper Walz y Rodrigo Germade.
"La prioridad siempre ha sido el K4", aseguró Craviotto, la disciplina para la que se han estado preparando más concienzudamente y para la que han buscando entrar en calor con la individual.
"Mi preparación se centró en el K4 500, que es el objetivo con el que vengo aquí con toda la ambición del mundo, y el K1 ha sido más para ir entrando en competición, que en mi caso es más bien saliendo rápido y llegando justillo, pero en K4 ya nos juntamos un poco y ya lo solucionamos", coincidió Arévalo.
El equipo se jugará este viernes el pase a la semifinal, que tendrá lugar el próximo sábado junto a la deseada final.