El Manchester City acumulaba 30 partidos sin perder en su estadio en la Liga de Campeones. 28 victorias y dos empates, el último ante el Sporting de Portugal en una eliminatoria de octavos de final que ganó el City por 5-0.
La última derrota se produjo en la temporada 18/19 ante el Lyon (1-2). No perdía en Champions desde la remontada heroica del Bernabéu en la temporada 21/22 (3-1), y llevaba 41 partidos consecutivos sin perder en el Etihad.
Nunca había sido eliminado después de empatar la ida de una eliminatoria europea fuera de casa y el Real Madrid nunca había salido victorioso en el feudo celeste.
Ganar en el campo del Manchester City era una misión imposible pero el empate en el Bernabéu abría una posibilidad en la que no era necesario.
El conjunto de Ancelotti sobrevivió al tsunami citizen en el mayor espectáculo de resistencia, esfuerzo y compromiso que se le recuerda al club blanco.
Nunca el Real Madrid fue tan sometido, hundido tantos minutos en un bloque tan bajo. No era el plan del partido, pero como reconoció el MVP, Fede Valverde, en un partido donde se pudo llevar el galardón cualquiera, “el City juega un fútbol mejor que el nuestro, pero somos el Real Madrid”.
Lo volvió a hacer el equipo de un Ancelotti que acumula 5 de 5 semifinales alcazandas a los mandos del equipo.
Es difícil encontrar lógica en la gesta blanca. Una explicación que no encontraban ni Rodrigo, "se llevan una eliminatoria que hemos merecido pasar pero esta competición no entiende de merecimientos, les convenían los penaltis y les ha vuelto a tocar, como de normal", ni Guardiola "sólo puedo pedir esto a mis jugadores, hemos sido fieles a nosotros, lo hemos dado todo pero no ha sido suficiente", ni nadie en el mundo del fútbol.
Rodrygo iluminó el camino con un gol obligatorio para el desarrollo del plan del Real Madrid. El equipo firmó una primera parte excelente en la que fue capaz de mantener al City a raya casi todo el tiempo.
El dominio de los sky blues se impondría irremediablemente en el segundo tiempo y el Real Madrid supo sufrir hasta el último momento.
El despliegue físico fue inconmensurable para sobrevivir al embotellamiento constante de un Manchester City que ni si quiera permitió a un Madrid fundido correr al contraataque en todo el segundo acto.
La entrada de Doku encendió la chispa que le faltaba a los de Guardiola para empatar la eliminatoria y el gol de De Bruyne en el minuto 76 abría un panorama que parecía inaguantable para cualquier equipo del mundo.
El Madrid resistió hasta forzar la prórroga y Lucas Vázquez entró en el tiempo extra para apuntalar el costado derecho que acosaba Jérémy Doku.
Carvajal tuvo que ser sustituido, liquidado tras un partido excelso. Y Militao completó una línea de 5 para aguantar hasta la lotería de los penaltis.
Después de defender 18 saques de esquina y recibir 33 remates, el Real Madrid forzó los penaltis. Esta vez la remontada llegó en la tanda, tras el error de Modric, el más especialista.
Lucas Vázquez, como en Milán, Nacho, el capitán, y Rüdiguer, líder de la defensa en la noche más inexpugnable, trasformaron los penaltis después de Bellingham.
Y Lunin se coronó, en su consagración en la Champions, con nervios de acero para atajar en el centro el penalti de Bernardo Silva y detener la pena del ex-madridista Mateo Kovacic.
El portero Ucraniano fue héroe en Manchester y reconoció la victoria de la única forma que puede explicarse: "Es un gran mérito del equipo".
El Real Madrid volvió a vivir otra de esas "noches mágicas con las que sueñas de niño", apuntaba Nacho, y eliminó al vigente campeón en su estadio para clasificarse a semifinales.
Y lo hizo por la única vía posible. Primero apareció el talento para adelantarse en el marcador, después el sacrificio para sobrevivir hasta los penaltis y, finalmente, la historia volvió a sonreír al Rey de Europa que no ganó en el Etihad, porque no se puede, pero logró encontrar el camino a la clasificación de la forma más épica.