El griego Stefanos Tsitsipas, jugador revelación del Trofeo Conde de Godó, explicó que en la final de este domingo ante Rafa Nadal, número uno del mundo, deberá jugar de la misma manera que lo ha hecho durante la semana.
El jugador heleno, de 19 años y número 63 del ránking mundial, ha derrotado en dos sets a cuatro cabezas de serie del torneo Diego Schwartzman (7), Albert Ramos (10), Dominic Thiem (3) y, este sábado, al Pablo Carreño, quinto favorito, por 7-5 y 6-3.
"NO TENGO NADA QUE PERDER"
"He visto más partidos de Nadal que míos. Será la primera vez que juego contra él. No tengo nada que perder frente a él. Tengo que jugar mi juego, haciéndolo de la misma manera que lo he hecho a lo largo de la semana", analizó. En este sentido, bromeó asegurando que le apetece jugar por vez primera contra Nadal y poder "recibir una lección gratuita" del número uno del mundo en tierra batida.
Tsitsipas dijo estar "motivado" y con "sensaciones positivas" después de una semana en la que ha sido capaz de mostrarse como uno de los jóvenes talentos a seguir en el futuro. Según el griego, una de las claves en Barcelona es que está jugando centrado. "Si tienes un plan de lo que juegas, tu mente está clara, nada te para y sientes que lo tienes todo controlado para ejecutar lo que practicas en los entrenamientos", analizó.
SU PLAN PARA LA FINAL
En la final, Tsitsipas tiene claro su plan: "Voy a seguir haciendo lo que hago ser agresivo, atacar mucho, servir cómo lo estoy haciendo. Lo que estoy haciendo funciona, debo concentrarme en cada partido individualmente". Más allá del tenis, el jugador ateniense volvió a nacer en 2015, cuando en la isla de Creta, donde estaba jugando un torneo de Futures, su padre le salvó de morir ahogado en el mar.
"Tenía día libre y decidí ir a bañarme. Había tormenta y viento y no había ninguna bandera que impidiera hacerlo. Saltamos y, cuando salimos a la superficies, estábamos quince metros atrás de la playa. No podía respirar porque había muchas olas y fue una experiencia muy dramática", recordó.
Su padre evitó que las olas engulleran a su hijo y saltó al mar para acercarle en una zona más rezagada. Una experiencia que, según admitió, cambió su manera de afrontar la vida.