Para algunos fueron las 'computadoras de Harvard', para otros 'el harén de Pickering. Pioneras de la ciencia que realizaron grandes descubrimientos y sentaron las bases de la astronomía moderna
CARMEN M. TEJEDA
El eminente astrónomo y director del Observatorio de Harvard, Edwin Charles Pickering, llegó un día a exasperarse tanto con su equipo, formado sólo por hombres según era costumbre en el siglo XIX, que les dijo que su sirvienta escocesa haría mejor su trabajo.
Y lo cierto es que la sirvienta escocesa lo hizo mejor. Mucho mejor. Claro que la sirvienta escocesa era Williamina Fleming.
Mina Fleming fue profesora hasta que se casó con 20 años. Su marido la abandonó cuando se quedó embarazada y tuvo que buscar trabajo para sobrevivir. Lo encontró como ama de llaves y asistenta de Pickering, quien supo ver sus valiosas cualidades y le ofreció un empleo temporal en el Observatorio que incluía realizar algunos cálculos matemáticos. Fleming hizo tan bien su trabajo que Pickering la ascendió a investigadora permanente.
Las ‘computadoras’ de Harvard
La Nebulosa de Orión fue el primer objeto del espacio profundo que aparece en una fotografía. El autor de esa primera imagen es Henry Draper, médico y astrónomo aficionado.
Tras la muerte de Draper, su viuda, Mary Anna, también pionera de la astrofotografía, otorgó un fondo de 400.000 dólares para financiar la creación de un catálogo que llevara el nombre de su marido, a partir de la inmensa colección de espectrogramas que Henry legó al Observatorio de Harvard.
Era un trabajo titánico del que se hizo responsable Pickering como director del Observatorio. Para realizar el trabajo necesitaba muchas manos (y muchos ojos) y en aquella época el dinero que cobraba un hombre daba para contratar a varias mujeres. Además, Williamina ya había demostrado que las féminas podían hacerlo mejor, así que Pickering contrató a docenas de mujeres.
Pasaron a la historia como ‘las computadoras de Harvard’. Las mujeres que contaron las estrellas.
Contando las estrellas
Las ‘computadoras de Harvard’ tuvieron que procesar datos de las estrellas a partir de fotografías y mediante cálculos matemáticos. Su trabajo consistía en analizar y definir las posiciones y brillo de las estrellas. Para acometer esta tarea Pickering las distribuyó en equipos de dos: una mujer observaba las estrellas en una placa y la otra anotaba los resultados.
El fruto de su trabajo fue el Catálogo Henry Draper, que se publicó en 1890 con más de 10.000 estrellas clasificadas por su espectro.
Estas mujeres realizaron un increíble e importante trabajo de investigación de espectros estelares así como grandes aportaciones a la Astronomía. Además, dieron un enorme impulso al papel de la mujer en la ciencia, formaron a la siguiente generación de astrónomas e inspiraron a muchas jóvenes para emprender el ‘camino de las estrellas’.
Marcaron un hito en la historia de la astronomía pero, a pesar de sus logros, fueron tratadas de manera despectiva por muchos de sus colegas masculinos, que se referían a ellas como ‘el harén de Pickering’.
Entre todas ellas destacan varios nombres, además del de Williamina Fleming
Williamina Fleming
Mina Fleming dirigió con disciplina a las mujeres que estuvieron a su cargo para ‘contar’ las estrellas. No tuvo formación específica en astronomía pero, sin duda, había nacido para las estrellas.
Sus contribuciones a la ciencia y al Catálogo Estelar fueron decisivas. Entre otros méritos, diseñó una metodología de clasificación y descubrió numerosos cuerpos estelares, entre ellos la conocida ‘Nebulosa Cabeza de Caballo’.
En 1906 la Real Sociedad Astronómica de Londres la admitió como miembro de honor. Fue la primera mujer en formar parte de la selecta institución.
Antonia Maury
Entre las ‘contadoras’ de estrella también destacó Antonia Maury, que mejoró el sistema de clasificación de estrellas e ideó una nueva manera de describir su tamaño relativo según espectro que sería la base de la astrofísica moderna.
En la Luna existe un pequeño cráter de impacto llamado ‘Maury’ en honor a Antonia. Honor compartido con su primo, del mismo apellido, el teniente Matthew Fontaine Maury del Observatorio Naval de Estados Unidos.
Annie Jump Cannon
Se formó en Astronomía con Sarah Frances Whiting, estudiante de Pickering. Simplificó el sistema establecido por Pickering y Mina Fleming para inventariar las estrellas y desarrolló el ‘Esquema de Clasificación de Harvard’, que se utiliza actualmente y que cataloga las estrellas en función de su espectro.
Fue la primera mujer científica cuyo trabajo se reconoció a través de numerosos premios, la primera mujer en recibir un Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford y la primera en ser miembro de la Sociedad Astronómica Estadounidense.
Henrietta Swan Leavitt
Gracias a ella nos hicimos una idea del tamaño que tiene el Universo ya que describió la relación entre el periodo de las ‘estrellas variables cefeidas’ (estrellas ‘pulsantes’, que cambian de tamaño y alteraciones de brillo) y la luminosidad, lo que permite calcular distancias en el Universo utilizando estas estrellas como ‘piedras miliares’.
Fue una contribución decisiva para la astronomía, una más de las que aportaron las ‘contadoras de estrellas’, las mujeres que consiguieron que la ciencia, y toda la Humanidad, dieran ‘un gran paso adelante’.