Ni Adele, ni U2, ni Madonna, ni Coldplay, ni Katy Perry, ni Ariana Grande... La extensa lista de grandes giras internacionales que no pasaron por Madrid en 2015 ni lo harán en 2016, pero sí por Barcelona, tiene un claro culpable para la promotora Doctor Music: el IVA de las entradas al 21 por ciento.
"Mira lo que pasa con Adele. Lo normal sería, como pasaba antes, que en el camino de Lisboa a Barcelona hiciese 'show' en Madrid, pero ahora no salen los números. Al artista no le sale a cuenta hacer muchos conciertos. Hace lo mínimo para no dejar a los fans del país sin nada", denuncia Neo Sala, fundador y presidente de Doctor Music, que traerá a la intérprete de "Hello" el año que viene.
Lo dice en el vídeo publicado esta semana dentro de una campaña de Change.org que exige la bajada del IVA a los conciertos de música al tipo superreducido y que lleva recogidas ya más de 250.000 firmas.
Se trata de la principal reivindicación del sector desde que el Gobierno aprobara en 2012 la subida de 13 puntos en este impuesto, una subida que la gran mayoría de empresarios no repercutió en el precio de las entradas para no desincentivar la asistencia.
Los pagos, que incluyen también el 10 por ciento de la taquilla en concepto de derechos de autor, les ha dejado durante los últimos tres años un exiguo beneficio que, según denuncian, hace aún más complicado ejercer una actividad ya de por sí arriesgada.
Con esos márgenes resulta además muy complicado realizar ofertas atrayentes para los grandes artistas internacionales, en un contexto de competencia con los países del entorno, que, de partida, pagan menos impuestos (en Francia, el IVA es del 5,5 por ciento).
Puestos a minimizar riesgos y sobre todo gastos, varias características de Barcelona hacen de ella el destino prioritario de muchos de los "tours" más colosales si pasan por España, como ha sucedido en el último año, lo que ha hecho más visible la descompensación con Madrid, que por otro lado mantiene una intensa actividad musical en salas más modestas.
"Las preferencias entre una y otra son en el 99 por ciento de los casos económicas, no por gustos personales", afirman a Efe desde Live Nation, una de las grandes promotoras, para la que "Barcelona y Madrid están por igual preparadas, lo mismo que Bilbao, tanto a nivel de salas como de infraestructuras; además, ofrecen algo que otros países no pueden: variedad y experiencias distintas".
Lo que sucede, explican, es que "la ubicación geográfica de Barcelona es fabulosa para los itinerarios de giras. Si estas terminan o empiezan en Portugal, Madrid es un paso lógico. Si no, es posible que se decanten por Barcelona por cercanía con el concierto anterior; con Madrid sumaría un día más de viaje, gastos de personal, etc".
Esa máxima no se ha cumplido con Adele. La británica actuará en Lisboa y después ofrecerá dos conciertos en la ciudad condal, cuyas entradas se agotaron en apenas 5 horas.
"Si una producción tiene costes muy altos y ya está montada en un espacio, es muchísimo más barato dejarla allí que trasladarla a otro lugar, sobre todo si se prevé suficiente demanda para agotar una segunda fecha", reconocen en LN, responsables de la última gira de Madonna, que también ofreció dos actuaciones en Barcelona.
Asimismo, está el hecho de que "Barcelona es de las ciudades más turísticas en Europa. Los fans de la música en el continente planean un fin de semana allí: van a un concierto, a la playa, a buenos restaurantes, etc.", apuntan.
Para Live Nation, organizadora del DCode Festival en la capital, Madrid también es un gran reclamo turístico, pero sobre todo para público nacional.
Otra clave está en el recinto de estos shows, el Palau Sant Jordi, con capacidad para 3.000 personas más que el Barclaycard Center de Madrid (antiguo Palacio de Deportes). Esa diferencia para U2, que ofreció allí cuatro noches de su "Innocence + Experience Tour", supuso recibir a unas 12.000 personas más que en la capital.
"Y a veces es tan sencillo como que las fechas están ocupadas por otros eventos. En Madrid los grandes multiespacios como el Barclaycard Center albergan muchos más eventos, aparte de los musicales; es una ciudad mucho más grande, con mucha más variedad, y eso hace que las disponibilidades de los mismos se vean mermadas respecto a Barcelona", destacan desde LN.
Por último, no se puede olvidar el papel que pueden jugar las diferentes administraciones locales y autonómicas. "Algunos ven los conciertos como parte importantísima de la oferta cultural de su ciudad y al menos lo apoyan en márketing, ya que saben que los promotores privados están invirtiendo en promocionar la ciudad al exterior", añaden.