Alejandro Sanz se desnuda en su concierto más íntimo, con invitados especiales
"Gracias por querer a mi padre y apoyarlo"
EUROPA PRESS/REDACCIÓN
Este pasado jueves, a las nueve de la noche, el Wizink ya estaba abarrotado y en plena ebullición pues Alejandro Sanz estaba a pocos minutos de salir al escenario para mostrar a Madrid su 'Alejandro Sanz en vivo 2023'.
Enseguida se proyectó en las cuatro pantallas gigantes que rodean el escenario un vídeo del cantante a modo de 'spoiler' de lo que iba a pasar en el recinto en las próximas horas, algo íntimo, personal y sincero.
"Soy el hijo de María y de Jesús, el de Alcalá y el de Algeciras. Siempre fui introvertido, tenía miedo, estaba ido. No tuve muchos amigos(...). Jugaba en el barrio por no resultar raro. Jugaba en el barrio pero no encajaba bien con los malos que encajaban en el extrarradio", poetiza Sanz durante unas imágenes que muestran planos detalle de su cuerpo desnudo: sus manos, sus tatuajes, su piel y su vulnerabilidad.
Pero rápidamente la emoción se contuvo o, mejor dicho, se guardó para más tarde y volvió la locura. Tras el vídeo, Sanz salió al escenario exultante, enfundado en un traje verde y con gafas de sol. Es entonces cuando comenzó el show con 'No es lo mismo', que el público bailó y cantó a pleno pulmón.
El público pletórico disfrutaba eufórico de las canciones seleccionadas para la ocasión, desde 'Todo lo que fui es todo lo que soy', 'Deja que te bese', 'El alma al aire', 'Regálame la silla donde te esperé' y 'Hoy llueve, hoy duele', hasta el esperadísimo 'Mi marciana', que el público celebró enérgicamente. Aunque, tras las gafas, el cantante sigue teniendo una mirada algo triste.
Tras la fiesta, en la pista durante el último tema, el madrileño se dirigió por primera vez al público. Y el público, desatado, desconocía que la sorpresa más especial de la noche estaba a punto de llegar. Tras deshacerse en agradecimientos hacia sus fans, Sanz aseguró que en la noche de este pasado jueves tenía entre manos "quizá la misión más importante" de su vida.
Es entonces cuando subió al escenario su hija Alma, que cumplía años. El 'Cumpleaños feliz' fue una canción más del repertorio, aunque esta vez interpretada exclusivamente por el público, muy emocionado. Sanz ha cumplió su "misión".
La pequeña Alma se quedó en el escenario en la siguiente canción, 'Mi persona favorita', durante la que estuvo permanentemente abrazada por su padre. Antes de abandonar la escena, Sanz le preguntó si quería decir algo al público, a lo que la pequeña respondió: "Gracias por querer a mi padre y apoyarlo".
Pero las sorpresas no acababan ahí. Poco después, la cantante Nathy Peluso irrumpió en escena entonando 'Quisiera ser', llenando el ambiente de un ritmo apabullante y derrochando complicidad con el protagonista de la noche. Sobre ella, Sanz destacó su "talento, profesionalidad y pureza".
Después de 'La fuerza del corazón', 'Siempre es de noche' y 'Cuando nadie me ve', el público se sorprendió con una versión de 'Contigo', el conocido tema de Sabina. Pero todos los asistentes lo cantaron como un tema más del 'setlist' de Sanz, que desató un aplauso en la estrofa "No quiero Madrid sin Madrid".
'Looking for paradise' fue el siguiente tema, que Sanz introdujo haciendo referencia a su delicada situación actual. "Estamos a un paso del paraíso, siempre, y ahí es donde vamos a avanzar, hacia ese lado, ¿vale? Gracias por estar aquí".
Después, llegó uno de los momentos más esperados de la noche, el 'Corazón partío', que cantó junto a los niños de la Fundación Alalá, una entidad del barrio de las Tres Mil Viviendas de Sevilla, una de las zonas más vulnerables de España.
La última sorpresa la protagonizó un emocionado Dani Martín, con el tema 'Vivir deprisa'. Tras 'Y si fuera ella? y 'Lo ves?', Sanz se quedó de pie, frente al público, con la mano en el corazón, y finalizó: "Viva la vida, viva la música y viva Madrid".