Veinte jóvenes con síndrome de Down han aprendido este miércoles de la mano del Ballet Nacional de España (BNE) una coreografía con la que ofrecer sus corazones al público sin saber que solo con su ilusión y sus ganas van realmente a arrebatárselos a sus espectadores.
Lo han hecho durante un ensayo en la sede del BNE, capitaneado por su director, Antonio Najarro, un preludio de la gala benéfica "Alento", promovida por la Fundación Gmp que se celebrará el próximo 10 de diciembre en los Teatros del Canal de Madrid y cuya recaudación irá a parar íntegramente al proyecto "Emociones" de Down España.
Antes de la prueba se palpaban los nervios, aunque jóvenes como Ana, Beatriz o Paula no veían la hora de saltar a la pista porque tienen claro que lo que les gusta es bailar "flamenco y de todo", y por eso no les ha importado madrugar para llegar a tiempo desde Toledo. Pero eso solo al principio, después los chavales convocados por Down España han seguido embelesados y concentrados los movimientos de los cuarenta bailarines que han interpretado una muestra de "Alento" porque después les tocaba a ellos repetirlos.
COREOGRAFÍA Y CORAZÓN
Tras los ensayos individuales con dos profesores cada uno, ha llegado el momento de la coreografía final, esta vez todos juntos. "Corazón, corazón, dos latidos; cojo el corazón y lo ofrezco al público, lejos", marcaba Antonio Najarro, director del BNE, a sus aprendices que, obedientes, estiraban el brazo en señal de ofrenda con su precioso regalo, antes de arrodillarse y elevarse de nuevo para emular el gesto de un torero que se brinda a su público.
Tanto se han divertido que, finalizada la coreografía, han pedido repetirla, y aún quedaban muchos que seguían taconeando cuando la música había dejado de sonar.
Y es que con la danza estos chavales aprenden a tener autonomía, a escucharse a sí mismos y al otro y desarrollan la creatividad y la psicomotricidad, ha apuntado la coordinadora de Espectáculos de la Fundación Psicoballet Maite León, Eider Zaballa.
EL CONTROL DE LAS EMOCIONES
Porque las personas con síndrome de Down presentan serias dificultades para controlar las emociones más básicas, lo cual afecta gravemente a su desarrollo y crecimiento personal, a su autoestima o a su capacidad para adaptarse a los cambios.
Hoy nada de eso ha ocurrido y los veinte han ofrecido sin dudar sus corazones y la mayoría, como Santiago, para quien bailar y salir en la televisión es un "sueño", ha salido encantada porque sus maestros le han enseñado "a mover los brazos muy bien".
No solo ellos han vivido un momento único, sino que los componentes del BNE han sentido que el privilegio ha sido en realidad para ellos. Antonio Najarro se ha mostrado reconfortado por "la sinceridad, la verdad y la espontaneidad" de los chicos, a los que su compañía ha tratado de hacerles notar que "el corazón que late dentro nuestro tiene muchas cosas que decir" y que el movimiento es "una vía de expresar sus sentimientos".
"No dejan de sorprender, nos humanizan muchísimo, nos emocionan. Mañana vamos a ensayar con muchísimas más ganas", ha afirmado conmovido. De la misma opinión es Antonio, bailarín del BNE, que comentaba a Efe lo agradecido que estaba por esta jornada, porque le ha sacado de su día a día y ha podido hacer lo que le gusta, bailar, sin la disciplina de sus ensayos habituales. "Me ha encantado, es una cosa muy diferente, muy pura. He disfrutado más que cuando ensayamos nosotros", ha asegurado.