Tres días. Ése es el tiempo que Ander Duque ha estado siguiendo al matador sevillano. El mismo tiempo ha dedicado con su cámara a perseguir a su alter ego: el toro de Núñez del Cubillo. Un retrato emocional, silencioso, sin aderezos de un duelo muy peculiar. Ander Duque no ha querido adornar el retrato. No hay entrevistas, tan solo una cámara siguiendo a Morante. Al torero no le gusta la adulación que rodea al torero. Por eso la cámara le retrata en un estado íntimo.
"Morarte. Historia de un encuentro" nace de la fascinación del director catalán por el torero. A su presentación en la Academia de Cine de Madrid asistieron compañeros de profesión como Curro Vázquez o Cristina Sánchez, y también numeorosos aficionados al mundo taurino. Todos confesaron su admiración por un matador que consideran inclasificable.
La particular mirada sobre Morante se complementa con el baile de José Galán. Él es el encargado de plasmar en una metáfora escénica la fusión entre el toro y el astado, una suerte de minotauro que despliega sus movimientos ante la cámara.