El Ministerio de Economía ha negado hoy que las auditorías a la banca española vayan a retrasarse y ha asegurado que el examen exhaustivo de los balances de las entidades terminará en julio, tal y como estaba previsto. Un portavoz del Ministerio ha asegurado a Efe que se mantiene el calendario inicial y no hay ningún cambio, a pesar de que a primera hora de la mañana fuentes de máxima solvencia y próximas al proceso aseguraban que las auditorías no terminarían hasta septiembre.
El argumento que daban estas fuentes era que el comité de seguimiento, formado por representantes del Banco de España, el Ministerio de Economía, el FMI, el BCE y los bancos centrales de Francia y Holanda, creía necesario disponer de más tiempo para recabar información más completa.
PwC, Deloitte, Ernst & Young y KPMG son las encargadas de estas auditorías, que forman parte de la segunda fase de la estrategia del Gobierno para despejar las dudas sobre la banca española y que incluye en una primera etapa la valoración de las consultoras Oliver Wyman y Roland Berger, cuyos resultados se conocerán este jueves.
Hace un mes, el Ministerio de Economía y el Banco de España anunciaron que en un primer momento las dos consultoras evaluarían los balances de la banca española, a la que someterían a unas pruebas de estrés para detectar las necesidades de capital.
Estos resultados se conocerán en dos días, pero el mercado ya da por descontado que el capital que requerirán las entidades financieras españolas estará entre 60.000 y 70.000 millones de euros.
Además de esta valoración, en una segunda fase, cuatro firmas auditoras se encargarían de hacer una evaluación más exhaustiva, cuyos resultados siguen estando previstos para finales de julio, según el Ministerio de Economía.
La auditoría servirá para contrastar las pérdidas esperadas por el deterioro de activos de cada banco, ya que las cuatro compañías evaluarán las carteras crediticias de las entidades al detalle.
No sólo las de préstamos inmobiliarios, que es a las que el Gobierno ha exigido mayores provisiones, sino también las carteras de créditos al consumo, a empresas y a familias, para afinar los saneamientos necesarios.
Ese examen, especulan los expertos, podría obligar a buena parte del sector a aumentar sus provisiones de forma notable, por lo que unido a las necesidades de capital que se detectarán en la primera fase de la evaluación, pueden llevar a las entidades a necesitar hasta 150.000 millones de euros.
Para facilitar la recapitalización del sector financiero español, el Gobierno acordó con el resto de socios europeos solicitar una ayuda de hasta 100.000 millones de euros para la banca española, de la que aún no se conocen ni plazos para devolver el préstamo ni el tipo de interés a aplicar.