Un grupo de abogados nipones definió este viernes como "organización ilegal" a la Iglesia de la Unificación y dijo que los políticos japoneses deben romper sus lazos con este credo, después de que se viera vinculado de forma indirecta con el asesinato del ex primer ministro Shinzo Abe.
"Se trata de un grupo ilegal e, incluso ahora, no paran sus actividades ilegales o piden perdón a las víctimas", condenó hoy Masaki Kito, miembro de la Red Nacional de Abogados contra la Venta Espiritual, durante una conferencia en el Club de Corresponsales Extranjeros de Japón (FCCJ).
Este grupo, que incluye a unos 300 letrados nipones, lleva años denunciando las actividades de la polémica Iglesia de la Unificación y las conocidas como "ventas espirituales", una estrategia que utilizan algunos grupos religiosos o credos para obtener dinero de sus seguidores vendiendo artículos a altos precios o exigiendo donaciones obligatorias.
Tetsuya Yamagami, un exmilitar de 41 años residente en Nara, disparó mortalmente a Abe el pasado 8 de julio al considerar que este tenía vínculos con dicha iglesia, a la que creía responsable de haber llevado a la ruina a su familia.
El sospechoso planeó en un principio atentar contra líderes de esta organización, pero finalmente se decantó por marcar a Abe como objetivo después de ver un videomensaje enviado por el ex primer ministro en apoyo a un grupo afiliado a la Iglesia de la Unificación.
Según explicaron los abogados, la Red habría mandado varias cartas privadas al exmandatario desde hace años, la última el pasado septiembre, donde le pedían que no apareciera en vídeos de la organización religiosa.
"Aunque no decimos que haya una correlación con lo ocurrido, creemos que los políticos deben romper sus lazos para no crear nuevas víctimas de estos grupos", dijo Yasuo Kawai, también miembro del grupo de abogados.
Según Kawai, Japón es el centro económico para esta organización, ya que las principales actividades de este credo de origen coreano se producen en el país vecino, donde también buscan reclutar a la mayor parte de sus miembros.
Según esta organización, cuyos miembros dicen recibir amenazas por intentar ayudar a las víctimas, el principal objetivo en Japón son las mujeres, a las que convencen progresivamente de incrementar sus donaciones para que no se produzcan desgracias en su familia.
"Todas las víctimas a las que he conocido son buenas personas, simplemente estaban preocupados por sus familias y estas tácticas son sucias", explicó Hiroshi Yamaguchi, otro letrado miembro del grupo.
El ministro de Defensa y hermano menor de Abe, Nobuo Kishi, volvió a negar hoy cualquier relación con este grupo religioso y dijo que no ha recibido donaciones por parte de los mismos.
"No conozco cada enseñanza de este grupo, pero está volviéndose un problema social y hay víctimas afectadas", dijo Kishi en una rueda de prensa tras la reunión del Gabinete.
Los medios nipones se han hecho eco en los últimos días de numerosos casos de parlamentarios del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD), al que pertenecía Abe, que han recibido algún tipo de apoyo de esta organización o que han participado en eventos en respaldo a la misma.
La Iglesia de la Unificación cuenta con una vasta red empresarial a nivel mundial, ha establecido fundaciones para fomentar el diálogo global apoyadas por destacados políticos de todo el mundo y ha sido tachada de secta por sus críticos debido, entre otros motivos, a las grandes sumas de dinero que suelen donar sus seguidores