Unos 2,5 millones de electores están llamados a las urnas este domingo en la ciudad-estado de Berlín para unas elecciones que, según los sondeos, darán otro susto a la filas conservadoras de la canciller Angela Merkel, quince días después del sufrido en las regionales celebradas en este del país.
El grado de erosión de las grandes formaciones se ha medido en los últimos meses en Alemania en la capacidad de la nueva derecha radical de reclutar electorado y, de nuevo, todo apunta a que la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel será la más perjudicada.
Los sondeos de las televisiones públicas -ARD y ZDF- pronostican que, tal como ocurrió en el estado federado de Mecklenburgo-Antepomerania, el 4 de septiembre, el Partido Socialdemócrata (SPD) se mantendrá en Berlín como primera fuerza con un 23 o 24 %, pese a sufrir una notable caída de votos -unos cinco puntos, respecto a 2011-.
A los conservadores les espera otro revés, ya que de su actual condición de cogubernamentales en la capital pasarían a la oposición, con un 18 % -frente al 23,3 % de cinco años atrás.
La ciudad-estado, ahora gobernada por una coalición liderada por el SPD y con la CDU como socio menor, podría pasar así a un tripartito entre socialdemócratas, Verdes -15 %- e Izquierda -14,5 %-.
A ese relevo en el poder se sumará, según los pronósticos, el siguiente acceso a una cámara regional de la derecha radical de Alternativa para Alemania (AfD), la formación que en las regionales de quince días atrás superó en votos a la CDU.
No se prevé esta vez una humillación comparable de la ultraderecha sobre los conservadores, ya que a AfD se le augura un 14 %, en lugar del 20,8 % obtenido en Mecklenburgo-Antepomerania.
Será, sin embargo, un nuevo empuje para un partido que representa el voto de protesta contra la acogida de refugiados, a un año casi exacto de las próximas generales -para las que se baraja la fecha del 17 o 24 de septiembre de 2017-.
AfD se quedó a las puertas de acceder al Bundestag (Parlamento federal) en 2013, al situarse unas décimas por debajo del 5 %, el mínimo para obtener escaños.
Entonces concurría como aglutinante del euroescepticismo, mientras que ahora ha desviado su mensaje hacia la abierta xenofobia y ha captado además otras formas de voto de protesta o frustración, hasta entrar en las cámaras de nueve de los 16 estados federados del país.
Merkel está presionada desde sus filas para que dé un giro derechista a su política, como le exige desde hace meses la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), partido hermanado con la CDU que amaga ahora con no respaldar una candidatura de la canciller, en caso de decidirse ésta por optar a la reelección.
El candidato de la CDU en Berlín, el actual responsable de Interior de la ciudad-estado, Frank Henkel, está más cerca de la CSU que de Merkel.
Al SPD le será relativamente fácil minimizar su previsible caída de votos, ya que todos los sondeos dan por segura la elección de su alcalde-gobernador, Michael Müller, que perpetuará así el dominio de su partido en la capital.
Los socialdemócratas han liderado todos los gobiernos regionales de Berlín desde 2001, en que fue elegido como alcalde el carismático Klaus Wowereit, quien hasta su retirada en 2014 formó alianzas sucesivas con Verdes, postcomunistas y, finalmente, la CDU.
Cabe esperar que el SPD capitalice como éxito esa perpetuidad, lo que no oculta que, pese al desgaste y las tensiones sobre la canciller, los sondeos de cara a las generales de 2017 sigan dando a los conservadores una clara ventaja frente al SPD.
Una encuesta difundida esta semana por el instituto Forsa pronosticaba para el bloque conservador un 32 %, mientras que el SPD lograría un 23 % y la derecha radical de AfD se alzaría como tercera fuerza, con un 13 %.
Este sondeo sitúa a Merkel en su peor momento desde 2012 en cuanto a perspectiva electoral, como se ha destacado estos días.
Cabe recordar que, un año después de ese mínimo, en las generales de 2013, su bloque conservador rozó la mayoría absoluta.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que por entonces la AfD no era la fuerza emergente en que es ahora. Y que Merkel sí contaba con el apoyo cerrado de la formación bávara.