Los demócratas de Estados Unidos perdieron este miércoles el órdago que habían lanzado en el Senado para aprobar una ley destinada a proteger el aborto a nivel federal, ante el temor de que el Tribunal Supremo acabe con ese derecho en las próximas semanas.
La iniciativa naufragó en un voto clave, ya que los demócratas no consiguieron los 60 apoyos necesarios para que comenzara a ser debatida en el Senado.
Aunque ya sabía que iba a fracasar, el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, se había empeñado en que el proyecto se sometiera a voto con el objetivo de mostrar su respaldo a la base más progresista del partido antes de las elecciones legislativas de noviembre.
TENSIÓN EN LOS PASILLOS
La votación se produjo en un clima de alta tensión con los republicanos mostrando en el hemiciclo fotos de bebés y dando discursos incendiarios, mientras que en los pasillos las legisladoras de la Cámara Baja marchaban al grito de: "¡Mi cuerpo! ¡Mi decisión!".
También había un gran dispositivo de seguridad alrededor del Tribunal Supremo y el Congreso, al tiempo que en su interior patrullaban agentes con perros por los pasillos.
El voto llega después de que la semana pasada el medio Político publicara un borrador de un fallo del Tribunal Supremo de EEUU que apunta a la eliminación del derecho al aborto que ese tribunal consagró en la histórica sentencia "Roe contra Wade" en 1973.
La filtración ha puesto a los demócratas a la defensiva, ya que la derogación de ese fallo permitiría a los republicanos restringir, e incluso revocar ese derecho, aprobando leyes en los parlamentos estatales.
Antes del voto, la Casa Blanca afirmó en un comunicado que era "urgente" proteger los derechos de las mujeres y la vicepresidenta, Kamala Harris, se acercó al Senado para presidir la votación.
"Tristemente, el Senado hoy no ha defendido el derecho de una mujer para tomar decisiones sobre su propio cuerpo", dijo Harris a la prensa a la salida del hemiciclo.
En un comunicado tras la votación, el presidente de EEUU, Joe Biden, urgió a los estadounidenses a elegir en las próximas elecciones a legisladores que protejan el derecho al aborto.
LOS CENTRISTAS NO SE DEJAN CONQUISTAR
Pese a la presión de la Casa Blanca y de su propio partido, el senador centrista de Virginia Occidental Joe Manchin votó con la bancada republicana para evitar que se debatiera la llamada "Ley para Proteger los Derechos de Salud de las Mujeres".
En los pasillos, antes de la votación, Manchin consideró que la legislación propuesta iba "muy lejos".
De haberse aprobado, el proyecto habría no solo convertido en ley la famosa sentencia "Roe contra Wade", sino que también habría anulado las leyes estatales que estados conservadores como Texas han aprobado en los últimos años para restringir el aborto y cuya entrada en vigor ha permitido el Tribunal Supremo.
Dos senadoras centristas del Partido Republicano, Lisa Murkowski de Alaska y Susan Collins de Maine, se posicionaron este miércoles en un comunicado a favor de proteger el aborto, pero también rechazaron la iniciativa demócrata.
A cambio, pidieron que se someta a voto un proyecto de alcance más limitado que ambas presentaron en febrero.
En el hemiciclo, que estaba casi vacío con los senadores entrando y saliendo, muchas de las miradas seguían también al demócrata Bob Casey, quien hace unas horas anunció que votaría a favor de proteger el aborto, rompiendo con la posición que ha mantenido durante toda su carrera.
Su giro tiene un significado simbólico porque su padre, Robert Casey, fue el gobernador de Pensilvania que logró que el Tribunal Supremo por primera vez en 1992 permitiera la entrada en vigor de algunas restricciones al aborto aprobadas a nivel estatal.
LOS REPUBLICANOS, ENTRE LA DISCRECIÓN Y EL ESPECTÁCULO
Por su parte, los republicanos intentaron mantener un perfil bajo, seguros de que la votación iba a fracasar, a la vez que emplearon su tiempo en el hemiciclo para hacer comentarios incendiarios y mostrar fotos de bebés.
El líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, llegó a decir que los demócratas quieren permitir el aborto hasta los nueve meses, algo que es totalmente falso.
Los sondeos muestran que un 69% de los estadounidenses cree que el Tribunal Supremo no debería abolir el derecho al aborto, por lo que los demócratas están haciendo todo lo posible para movilizar a sus votantes de cara a las elecciones legislativas de noviembre.
Los republicanos prefieren centrar el debate en la economía y la inflación.
Si el Tribunal Supremo anula la protección al aborto, 26 de los 50 estados de EE.UU. tomarán medidas para restringirlo.
Eso implicaría que aproximadamente la mitad de las mujeres en edad reproductiva de Estados Unidos, unos 36 millones, se quedarían sin acceso a ese servicio en el territorio donde viven, según cálculos de Planned Parenthood, la mayor red de clínicas de salud reproductiva de Estados Unidos.