El Rey Felipe VI mostró su satisfacción por la "gran acogida" que le han ofrecido los mandatarios iberoamericanos en su primera cumbre iberoamericana a la que asiste como jefe de Estado, celebrada en la ciudad mexicana de Veracruz.
El monarca mantuvo una conversación informal con periodistas tras visitar la fortaleza de San Juan de Ulúa, una fortificación que comenzó a construirse en el siglo XVI a la que se desplazó, junto al ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, tras la clausura de la XXIV Cumbre Iberoamericana.
Felipe VI agradeció además las muestras de cariño hacia los Reyes Juan Carlos I y Sofía que durante las dos jornadas del encuentro iberoamericano le han hecho llegar los líderes participantes, tras muchos años de asistencia de sus padres a estas reuniones. También habló con los informadores españoles sobre el valor de estas cumbres, que consideró muy útiles y de las que destacó que tienen "mucho trabajo detrás".
Durante su visita a la fortaleza, el jefe del Estado español estuvo acompañado, además de Margallo, por el secretario de Estado de Cooperación y para Iberoamérica, Jesús Gracia, y por otros altos cargos españoles desplazados a México, así como por responsables del Instituto Nacional de Arqueología e Historia (INAH) de México.
El Rey de España se mostró muy interesado por la historia del enclave, construido en tiempos de Hernán Cortés para defender Veracruz de los piratas. Con el paso del tiempo, San Juan de Ulúa perdió su función defensiva original para convertirse en cárcel y ahora es el museo más visitado del Estado de Veracruz. Tras su recorrido por el recinto, Felipe VI emprendió vuelo de regreso a España en un avión de la Fuerza Aérea Española.