El último dirigente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, aseguró al presentar su nuevo libro "Después del Kremlin" que el actual presidente ruso, Vladímir Putin, se cree Dios.
Putin "sufre de lo mismo que yo en su momento, de excesiva seguridad en sí mismo. Él es Dios. O, en cualquier caso, el segundo de Dios", dijo Gorbachov durante el acto que tuvo lugar en la librería Moskvá.
Gorbachov recordó que, en los primeros tiempos de la reforma conocida como Perestroika (Reestructuración), "parecía que habíamos pillado a Dios por la barba", según informan medios locales.
"Veo en el comportamiento de Putin errores que yo cometí durante la Perestroika. No sean nunca presuntuosos. La presunción me perdió", confesó quien estuvo al frente de la URSS desde 1985 hasta su desaparición a finales de 1991.
Gorbachov, que ha acusado en numerosas ocasiones a Putin de monopolizar el poder, criticó que el líder ruso utilizase "métodos autoritarios" durante su gestión, pero reconoció que lo hizo "en interés de la mayoría".
Instó a Putin, que lleva 15 años en el poder, sea como presidente o como primer ministro, a escuchar las opiniones de otros y subrayó que "un Estado fuerte es un Estado democrático".
"Un gran papel en la estabilización de la situación después de (el primer presidente ruso, Borís) Yeltsin lo jugó Putin: al fin y al cabo se trataba de salvar a Rusia de la desintegración", dijo.
A la vez, descartó un retorno al pasado soviético, ya que "la gente, especialmente los jóvenes, nacieron en condiciones de Glasnost (política de transparencia informativa) y ya nadie podrá hacerlos retroceder a la época que nosotros vivimos".
También se mostró dispuesto a reunirse con Putin, con el que no se ve desde hace un año y medio, para contarle la reunión que mantuvo con la canciller alemana, Ángela Merkel, el pasado 10 de noviembre, con ocasión del 25 aniversario de la caída del Muro de Berlín.
Gorbachov, quien defiende la anexión rusa de Crimea y critica la política occidental en Ucrania, ha advertido del riesgo de una nueva Guerra Fría debido al creciente antagonismo entre Rusia y Occidente.
En cuanto a la presión que supuso su abandono del poder y el hecho de que un sector de la sociedad rusa le acuse de traición por permitir la desaparición de la URSS en 1991, dijo: "La soporté y, por cierto, tengo intención de seguir viviendo".
"Les invito a mi 90 cumpleaños. Estoy seguro de que lo habrá", apuntó Gorbachov, de 83 años, quien asegura que ya le han enterrado más de diez veces.