La ciudad de Roma se está preparando para recibir a entre 100.000 y 200.000 fieles y después a los jefes de Estado y de Gobierno que querrán dar la bienvenida al nuevo papa que será elegido durante el cónclave que empieza hoy.
El alcalde de Roma, Gianni Alemanno, ha explicado siempre la dificultad de organizar un evento de estas características ya que se desconoce la hora y el día en el que la "fumata" blanca anunciará el nuevo pontífice y los fieles acudirán a la Plaza de San Pedro a recibirlo.
Por ahora, el director de la sala operativa de la capital italiana, Livio De Angelis, ha informado de que desde hoy estará activo un pequeño hospital de campaña en los aledaños de San Pedro dotado de ocho camas, cuatro de ellas para la reanimación, así como dos ambulancias.
También un equipo de 20 personas, entre médicos y enfermeros, estará en las proximidades de la Plaza de San Pedro para cualquier problema.
En el momento en que el humo blanco asome por la chimenea de la Capilla Sixtina comenzará el plan organizativo que consiste en potenciar la seguridad de la zona y los transportes públicos hacia la Plaza de San Pedro.
Al igual que en los últimos actos de Benedicto XVI se movilizarán alrededor de 2.000 personas entre fuerzas del orden y voluntarios.
Según el presidente de la asociación de Hoteleros de Roma, Giuseppe Roscioli, en estos días "se espera una llegada de un 10 por ciento de fieles más respecto a este periodo de año", y, aseguró que "con cerca 100.000 plazas hoteleras libres no habrá problemas".
Medidas extraordinarias se necesitarán después sobre todo para la ceremonia de entronización del nuevo pontífice, a la que están invitados todos los jefes de Estado y de Gobierno.