Una oleada de supuestos ataques de Boko Haram ha causado, entre hoy y ayer, al menos 148 muertos en Nigeria, donde no cesa la violencia de esa secta radical islámica, informaron las autoridades y testigos citados por los medios locales.
Al menos 118 personas murieron y varias decenas resultaron heridas en la explosión de dos coches bomba ocurrida ayer en un concurrido mercado de la ciudad de Jos, en el centro de Nigeria, indicó la Agencia Nacional de Gestión de Emergencias (NEMA).
"Hemos recuperado 118 cadáveres de entre los escombros", afirmó hoy el coordinador de la NEMA en la zona centro-norte del país, Abdulsalam Abubakar, a través de la cuenta oficial de la Agencia en la red social Twitter.
Las explosiones se produjeron en un intervalo de quince minutos en el conocido mercado de Terminus, cerca de la estación de tren del mismo nombre, sobre las 15.00, hora local (14.00 GMT).
En palabras de Abubakar, el ataque fue una "catástrofe", ya que se perpetró en hora punta, cuando el mercado estaba abarrotado de gente.
En un primer momento, la Policía señaló que al menos 46 personas murieron y otras 45 resultaron heridas, mientras que el Gobierno del Estado nigeriano de Plateau, cuya capital es Jos, ha abierto "una investigación sobre el suceso".
Por su parte, el presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, condenó el doble atentado a través de un comunicado.
Aunque la matanza no fue reivindicada por ningún grupo, el presidente nigeriano aseguró que su gobierno "sigue dispuesto a ganar la guerra contra el terrorismo", en alusión a Boko Haram.
Cuando el país trataba aún de asimilar la masacre de Jos, al menos 30 personas fallecieron hoy en otro supuesto ataque de la secta radical islámica cometido en la localidad de Shawa, en el estado septentrional de Borno.
Según testigos citados por el periódico nigeriano "Leadership", un grupo de hombres armados asaltó durante la pasada madrugada la localidad al grito de "Alahu-akbar" ("¡Dios es grande!"), y durante varias horas estuvieron asesinado indiscriminadamente a los vecinos, cuyas casas saquearon e incendiaron incendiando sus casas.
"Sobre las 04.00 hora local (03.00 GMT) empezamos a oír el ruido de los vehículos y luego oímos disparos", contó Musa Yakubu, un residente de la aldea que consiguió huir durante el ataque.
Un portavoz del Grupo de Vigilancia Nigeriana (una organización no gubernamental dedicada a la protección ciudadana), Muhammed Gava, confirmó al citado diario que al menos 30 personas murieron en el asalto, al precisar que miembros de su asociación ayudaron a "recuperar cadáveres para su sepultura".
La localidad de Shawa se encuentra muy cerca del pueblo de Chibok, donde el pasado 14 de abril Boko Haram asaltó una escuela y secuestró a más de 200 niñas que todavía mantiene cautivas, pese a la presión internacional para su liberación.
De forma infructuosa hasta el momento, el Ejército de Nigeria, apoyado por expertos de países como Estados Unidos y Reino Unido, ha puesto en marcha una operación para rescatar a las escolares, que siguen en paradero desconocido.
El pasado sábado, Nigeria y sus países vecinos acordaron, en una cumbre celebrada en París y auspiciada por el Gobierno francés, declarar la guerra al grupo terrorista, para lo que contarán con el respaldo de Francia, Estados Unidos y el Reino Unido.
Boko Haram, que significa en lenguas locales "la educación no islámica es pecado", lucha por imponer la "sharía" o ley islámica en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiana en el sur.
Desde que la Policía acabó en 2009 con el entonces líder y fundador de Boko Haram, Mohamed Yusuf, los radicales mantienen una sangrienta campaña que ha provocado más de 3.000 muertos.
Habitado por unos 170 millones de habitantes, integrados en más de 200 grupos tribales, Nigeria, el país más poblado de África, sufre múltiples tensiones por sus diferencias políticas, socioeconómicas, religiosas y territoriales.