Dos ríos de lava han surgido y se han expandido en uno de los volcanes más activos del mundo: el Kilauea, en Hawai.
Las corrientes de lava ardiente se registraron el martes en uno de los conos volcánicos, según ha anunciado El Observatorio Vulcanológico de Hawái.
El surgimiento de esta lava candente se ha ocasionado en el mismo lado del volcán que causó evacuaciones hace dos años aunque, de momento, estos nuevos flujos de lava no suponen una amenaza para las poblaciones cercanas.
Más cercana en el tiempo, la explosión el pasado mes de enero de este año en un lago volcánico del Kilauea hizo que varios fragmentos de rocas volcánicas volaran por el cielo de Hawái, unos fragmentos extraños que parecían huevos de cristal vacíos y de color negro.
El hallazgo fue bautizado como "las lágrimas más frías de Pelé", en referencia a la diosa hawaiana de los volcanes y a las partículas vidriosas, en forma de lágrima, que se forman cuando la lava fundida se enfría rápidamente.
EL ETNA SE DESPIERTA
Coincidiendo con la actividad del Kilauea, el volcán más alto de Europa, el Monte Etna, vuelve a entrar en erupción. Es el más activo del continente y puede activarse varias veces al año.
Esta vez la explosión ha sido corta aunque durante todo el día ha estado expulsando lava burbujeante desde el cráter.
OTROS DOS VOLCANES ACTIVOS
El Kilauea no es el único volcán que se encuentra activo en el continente americano. A principios de esta semana el volcán Turrialba de Costa Rica reanudó su actividad de expulsión de ceniza con una fuerte erupción, tras 24 horas de relativa calma en las que únicamente emanaba gas.
El pasado 20 de mayo, el volcán Turrialba, a unos 70 kilómetros de San José, tuvo una de las erupciones más potentes de los últimos meses, con una pluma de ceniza que alcanzó los 3.000 metros sobre el cráter.
Y otro volcán, el Volcán de Fuego, en Guatemala, ubicado a unos 50 kilómetros de la capital guatemalteca, mantiene la erupción que inició el domingo y los flujos de lava alcanzan hasta los 2 kilómetros de longitud.
El coloso aún genera una fuente incandescente en el cráter que alimenta un flujo de lava de hasta 300 metros de altura.
Explosiones moderadas y fuertes acompañadas de columna de ceniza ascendían a una altura aproximada de 5.500 metros sobre el nivel del mar, con constantes sonidos débiles y moderados.