El pleno del Ayuntamiento de Madrid ha aprobado este lunes, de manera definitiva, el plan especial para la reconstrucción del edificio ubicado en el número 98 de la calle de Toledo, que se encuentra sin uso y en elevado estado de deterioro tras una explosión que se produjo en enero de 2021.
El plan especial, promovido por la Parroquia de la Virgen de la Paloma y San Pedro el Real, ha sido aprobado en el pleno tras el preceptivo visto bueno de la comisión de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, y después de que el texto no recibiera alegaciones durante el periodo de información pública.
El ámbito afectado por este plan especial es la parcela del número 98 de la calle Toledo. Como consecuencia de la explosión que se produjo en el edificio el día 20 de enero de 2021, en la actualidad el edificio, con una superficie de 456 metros cuadrados, se encuentra sin uso y en elevado estado de deterioro.
El Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997 clasifica esta parcela como suelo urbano y su uso cualificado es dotacional de servicios colectivos, en su clase de equipamiento religioso privado, siendo éste el implantado en la actualidad. El plan especial busca multiplicar la edificabilidad del edificio
El plan especial tiene por objeto la ordenación de los volúmenes edificables de la parcela calificada como dotacional privado que resultan de la ampliación del edificio ya existente, modificando con ello la ocupación de acuerdo con las necesidades de la dotación.
Se fijan de esta manera los parámetros urbanísticos para poder materializar la ampliación de edificabilidad permitida, manteniendo su actual uso.
Antes de la explosión, cubría las necesidades pastorales de la parroquia y daba apoyo a numerosas familias que actualmente no pueden contar con esta dotación, además de ser la residencia religiosa de los párrocos. Según recoge la memoria del plan especial, la parroquia, a través de fondos propios y donaciones, dispondrá de medios financieros para hacer frente a los gastos relativos al desarrollo de la operación, que se considera viable en términos económicos.
El edificio fue proyectado por el arquitecto Antonio Ábalos Culebras en 1986 y contaba, en su estado previo al siniestro, con una planta bajo rasante, seis sobre rasante y casetón de escaleras y ascensor.
Debido a la explosión, la planta sexta, el casetón de escaleras y ascensor, la cubierta, la zona superior de la medianera sur y de las fachadas este y oeste quedaron destruidas, produciéndose numerosos daños en el interior del edificio. Actualmente, se encuentran instalados diversos elementos de protección metálicos en la fachada.
Proyecto
La propuesta viene amparada por el artículo 4.3.20 del PGOUM, que contempla la posibilidad de llevar a cabo una ampliación de edificabilidad destinada a uso dotacional hasta alcanzar un máximo del 20 % por encima de la existente en parcelas dotacionales con edificios sin catalogar cuando las necesidades funcionales de la dotación lo requieran.
Actualmente, cuenta con una edificabilidad consolidada de 1.683 metros cuadrados y lo que el plan especial propone es establecer que la edificabilidad aumentada sume un total de 2.020 metros cuadrados edificables.
Se descarta, sin embargo, el crecimiento de la edificación en altura porque no está acorde con la línea de cornisa que tiene la mayor parte de la edificación del entorno. Por tanto, la solución adoptada pasa por la modificación del volumen de la edificación aumentando el fondo, sin crecer en altura, para poder adecuar la nueva edificabilidad: disminuirá el fondo de la edificación actual en la planta baja y aumentará entre las plantas primera a sexta.
La propuesta ordena, además, la fragmentación del espacio de relación entre la Iglesia de la Virgen de la Paloma y el edificio en su estado actual, generando un espacio libre con más superficie y de más calidad, acorde con la relación que el edificio debe tener con la iglesia. Y finalmente, se respeta y potencia el paso de dos alturas desde la calle de Toledo, que permite ver claramente la Iglesia de la Virgen de la Paloma.
El incremento de la edificabilidad tiene su justificación en las necesidades actuales del inmueble en cuanto a ocupación, recorridos de evacuación, compartimentación de espacios o zonas de refugio, ya que no sería posible mantener un uso equivalente del edificio con la edificabilidad actual.
En la explosión de gas que afectó al edificio murieron cuatro personas: el sacerdote Rubén Pérez, de 36 años; su amigo David Santos, un feligrés que reparaba la calefacción; Javier, un albañil de 45 años de La Puebla de Amoradiel (Toledo) que trabajaba en el edificio de enfrente, y Stefko Ivanov, un búlgaro de 46 años que pasaba por el frente del edificio en ese momento