El noruego que trajo el esquí a Madrid

En la Sierra de Guadarrama es conocida la Loma del Noruego, la divisoria entre Madrid y Castilla y León que en suave pendiente lleva desde las inmediaciones de la Bola del Mundo hasta el Puerto de los Cotos. Aquí nació el esquí en Madrid y no lejos está la estación invernal de Valdesquí.

El introductor de esta disciplina en las montañas guadarrameñas fue Birger Sörensen en los primeros años del siglo XX. Noruego de nacimiento y madrileño de adopción por necesidades comerciales ya que era el delegado de la empresa familiar de maderas radicada en la capital.

Sorensen viajaba a menudo a la Sierra, de cuyos bosques obtenía los árboles para el negocio. Seguramente en alguno de sus trayectos por los paisajes nevados pensó en su Noruega natal y en su afición al esquí.

El deseo de volver a deslizarse por la nieve se juntó con el de aprender por parte de algunos de los que practicaban el excursionismo montañero por aquel entonces.

Cuenta el escritor Ángel Sánchez Crespo en su obra '101 Curiosidades de la Sierra de Guadarrama que no te puedes perder', que Sorensen captó a Manuel Bartolomé Cossio y Manuel González de Amezúa. A ellos tres se unió otro noruego, Sigurd Christiansen que formaba parte de la empresa de Sorensen.

González de Amezúa sería el fundador del Club Alpino Español y uno de los precursores de este deporte cuyos practicantes eran conocidos como 'patinadores' antes de ser denominados esquiadores.

Según Sánchez Crespo, Sorensen fabricó los primeros esquíes madrileños en su taller de la calle de Argumosa, en Lavapiés. Con estos, él y su grupo se deslizaron por la cresta que conocemos como la Loma del Noruego.

Hoy sigue siendo lugar frecuentado por senderistas, montañeros y, con nieve, por esquiadores que cuentan con el equipo y la preparación para acometer el ascenso y el descenso fuera de pista.