Estaba “fuera de sus cabales” y “hablando del demonio” y Dios. Lo dicen los agentes de Policía Nacional que participaron en las primeras pesquisas del asesinato de un hombre por parte de su pareja en un supuesto rito esotérico, en Puente Vallecas. Lo han hecho ante el jurado popular que ha comenzado a juzgar este crimen ocurrido el 2 de abril de 2023, en una vivienda de la calle Salvador Martínez Lozano. La Fiscalía pide para él 14 años de cárcel.
El abogado defensor del acusado solicita que se le aplique la eximente completa de la responsabilidad penal al entender que en el momento de los hechos, el presunto autor se encontraba en una situación de alteración psíquica, y pide que, tras la sentencia, reciba tratamiento ambulatorio y farmacológico.
El procesado, que ha ocultado parte de su rostro con una bufanda y ha mantenido la mirada fija en el suelo durante toda la sesión, incluso en aquellos momentos en los que conversaba con su letrado, no ha declarado hoy, como estaba previsto, sino que lo hará al final de la prueba judicial, a petición de su abogado, entre el 30 y el 31 de octubre.
La instructora del atestado policial, del Grupo V de Homicidios, ha contado que aquella mañana la Policía Nacional recibió una llamada por parte de una vecina que alertaba de “gritos y voces” en la vivienda.
Al llegar al lugar de los hechos, los agentes hallaron un “escenario dantesco”, con el “cuerpo de un varón ensangrentado en el pasillo, semisentado” con “tres destornilladores clavados en su cuerpo, puñaladas en la espalda” y “toda la vivienda llena de sangre”, no sólo en el suelo, sino también en las paredes.
Uno de los agentes ha recordado que encontró al presunto asesino desnudo, manchado de sangre y portando un crucifijo hecho con dos palos de madera y una imagen de Cristo.
En la casa, la Policía Científica halló una sustancia “pulverulenta” de color blanco, una pipa de cristal y un libro sobre rituales con la tapa rosa, además de un cuadro también ensangrentado, según la instructora.
Después de ser trasladado a la comisaría de Vallecas, durante el primer interrogatorio, el procesado no fue capaz de mantener un diálogo “coherente”. “Hablaba del demonio, no estaba en sus cabales como para reconocer o no lo que había hecho. No sabía lo que había hecho”, ha narrado la instructora.
Fue conducido posteriormente a los calabozos de la comisaría del distrito de Tetuán, donde seguía fuera de “sus casillas”. “Andaba, hacía movimientos, aspavientos, y mantenía un diálogo incomprensible”, ha agregado. Según ella, llegó incluso a orinar sobre la hoja en la que se le informaba de sus derechos.
Después, se le llevó al Hospital de La Ventilla, donde los facultativos detectaron un “consumo habitual de metanfetamina”; posteriormente, fue conducido al Hospital de La Paz y de ahí a la unidad psiquiátrica del Hospital Infanta Leonor.