La Comunidad de Madrid ha proyectado este domingo un haz de luz azul hacía el cielo de Atocha en memoria de los 193 fallecidos y más de 2.000 heridos en los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004.
Previamente, los consejeros de Presidencia, Justicia y Administración Local, Miguel Ángel García Martín, y de Vivienda, Transportes e Infraestructuras, Jorge Rodrigo, han inaugurado el nuevo espacio de recogimiento a las víctimas, situado en el vestíbulo de Metro de la propia estación, que tiene una superficie de 2.000 metros cuadrados, ha indicado en una nota de prensa el Gobierno regional.
Este espacio se encuentra justo debajo del lugar que ocupaba el monumento cilíndrico, donde se ha realizado esta iluminación especial que se podrá ver hoy y mañana.
Esta área de homenaje, creado por el Gobierno regional, cuadruplica a la que existía anteriormente y, en su diseño se ha contado con la opinión de las asociaciones de víctimas para que siempre fueran partícipes de la toma de decisiones.
Cuenta con las paredes revestidas de azul cobalto, el color elegido por este colectivo, y llevan grabadas los nombres de los fallecidos, así como algunas de las frases que se podían leer en el antiguo memorial.
Además, se han instalado 193 puntos de luz en el techo que representan a cada una de las personas que perdieron la vida en los atentados.
El consejero de Transportes ha destacado que este espacio se ha abierto el día anterior a la conmemoración del veinte aniversario de "aquel terrible día en el que murieron 193 personas y más de 2.000 resultaron heridas, víctimas de la sinrazón y el fanatismo terrorista".
Ha recordado a las víctimas que dieron su vida "cuando acudían en transporte público a trabajar, a estudiar, a verse con sus familias, con sus amigos, como millones de ciudadanos que cada día se levantan para hacer de nuestro país un lugar mejor". "Esta injusticia no se debe olvidar, no se puede olvidar. Por eso, su recuerdo sigue imborrable en la mente de todos", ha subrayado Rodrigo.
El nuevo espacio recuerda que "hace veinte años Madrid quedó suspendida en el tiempo por la incredulidad, por la angustia y por el miedo. Atocha, El Pozo, Santa Eugenia y la calle Téllez eran sacudidas por un horror indescriptible. Al instante, Bomberos, personal sanitario, de emergencias y fuerzas de seguridad se movilizaron y, con los dientes apretados y con los ojos encharcados de lágrimas, actuaron con rapidez y con eficacia", ha señalado el consejero de Presidencia.
García Martín ha apuntado que el 11 de marzo de 2004 hubo taxistas y conductores de autobuses que convirtieron sus vehículos en ambulancias improvisadas y decenas de vecinos en pijama, unos auxiliando a los heridos y otros arrojando una lluvia de mantas o de botiquines desde las ventanas, y psicólogos que cerraron sus consultas para dirigirse a Ifema.