Alrededor de 15.000 kilos de frutas y hortalizas y un total de 1.500 vasos de gazpacho han sido repartidos hoy en Madrid por la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) para protestar por los bajos precios en origen de estos productos.
Organizados en una cola que ocupaba toda la plaza de Callao y que llegaba hasta la Gran Vía madrileña, personas mayores, niños y algunos jóvenes esperaban su turno para recoger pimientos, tomates, pepinos y melocotones, así como sandías, melones y ciruelas, procedentes de Extremadura.
Según ha explicado a los medios de comunicación el secretario general de UPA, Lorenzo Ramos, la denominada crisis de la E. Coli ha provocado que el problema alimentario original "haya derivado en una grave crisis de mercado para el conjunto del sector de las frutas y hortalizas".
Ramos ha denunciado que esta crisis se ha convertido "en una guerra comercial, que no ha tenido contestación por parte de la Unión Europea (UE), de la que ha señalado "que no está haciendo absolutamente nada".
Ha explicado que los precios en origen de las frutas y hortalizas "se han desplomado, que no permiten al productor cubrir ni siquiera los costes de producción", y ha alertado de que el sector vive "una situación límite, y al final tendremos que abandonar las producciones hortofrutícolas".
"Afortunadamente el mercado y el consumo se está recuperando, pero el hundimiento del sector no, por lo que es necesario la puesta en marcha de medidas de apoyo por parte de la Unión Europea y de los gobiernos de Francia y Alemania que son los que han creado la alarma", ha puntualizado.
Ramos ha exigido un mayor control de los productos procedentes de terceros países, y que se "les exijan las mismas condiciones fitosanitarias, de producción y sociales que se les piden a los productores españoles, pues de otro modo se "está produciendo una situación de competencia desleal".
El reparto de fruta estaba animado por músicas rurales de toda España, que se mezclaba con eslóganes como "más transparencia y menos intermediarios"; "sabemos que nos jugamos, una naturaleza viva o muerta, una tierra que da la vida o una tierra sin futuro; o "el futuro de la agricultura y la ganadería es el de todos".
Por su parte, el secretario general de UPA-UCE en Extremadura, Ignacio Huertas, ha demandado "unos precios justos" para los productos hortofrutícolas y la puesta en marcha de una ley de calidad agroalimentaria, que incluya un código de buenas prácticas comerciales.
Huertas ha destacado la necesidad del establecimiento de contratos homologados en los que pueda hablarse de precios y de una regulación de los márgenes comerciales.
En cuanto a la respuesta de los ciudadanos a la iniciativa, Amalia, que se había enterado del reparto de fruta por una televisión local, iba cargada de bolsas "muy emocionada", y ha explicado que "es una desgracia que los agricultores tengan que regalar sus productos por el bajo precio que les pagan por ellos" y ha destacado "la injusticia que viven los que trabajan en el campo".
Por su parte, Beatriz, una emigrante ecuatoriana, ha subrayado que los agricultores de su país sufren la misma situación "donde los productores se ven obligados también a vender barato mientras que el producto llega mucho más caro al consumidor, siendo los intermediarios los grandes beneficiados".
Ramón, un jubilado de 67 años, y que había recogido una bolsa, ha mostrado su "indignación" por la situación "que vive el campo español" y ha comentado que "los agricultores son los auténticos trabajadores y la gran distribución se está aprovechando de su trabajo. Son los que padecen la falta de eficacia política actual".
UPA ha repartido folletos de color rojo y blanco donde se solicita, entre otras medidas, precios justos para los productores, y se destaca que el futuro de la agricultura y la ganadería es el futuro de toda la sociedad