Seguimos conociendo más detalles del infierno de vida de la menor que destapó la trama de explotación sexual de menores. La joven de 14 años estaba tutelada por la Comunidad de Madrid porque su propio padre con el que vivía en un edificio okupado junto a otros toxicómanos la prostituía y la había vendido a cambio de dos gramos de cocaína.
Según publica el diario ‘El Mundo’, y según consta en las diligencias policiales, en concreto el pasado verano estuvo prostituyéndose en un piso del barrio de Oporto con menores marroquíes (menas) del centro de Hortaleza dependiente de la Comunidad de Madrid.
Según su declaración era obligada a acudir a una “casa grande” del distrito de Carabanchel, por el Kalifa, el joven dominicano que era el cabecilla de esta red de explotación sexual.
Esta menor fue encontrada por la Policía Nacional el 22 de agosto de 2021, en una calle del distrito de Vallecas, existiendo una denuncia por desaparición realizada por el propio centro de protección de menores. “Estaba en un alto estado de somnolencia, incoherente y portando una mochila con numerosos preservativos, gel íntimo lubricante, ropa interior y utensilios que concuerdan con que la menor, estuviera ejerciendo la prostitución”.
El diario ‘El Mundo’ cuenta además basándose en las investigaciones llevadas a cabo por el Grupo XXII de la Brigada de Policía Judicial, que se pudo averiguar que tras escaparse del centro la menor se dirigió junto a su padre, toxicómano habitual que residía en una casa okupada del barrio del Puente de Vallecas, donde convivía con numerosos drogodependientes. El progenitor la acogía pese a que tenía conocimiento de la situación de fugada de la menor.
Según la Policía cuando la menor regresaba al centro de menores, “lo hacía en condiciones de desamparo total, sucia, con aspecto de yonqui, sin apenas fuerzas, motivo por el que consiguieron que accediese a una analítica en la que dio positivo en cocaína y cannabis y enfermedades de transmisión sexual a causa de sus relaciones de riesgo extremo”.
Se decidió, debido a su situación a trasladarla a un centro de protección de menores de la Comunidad de Madrid, especializado en adicciones, del que se volvió a escapar para encontrarse de nuevo con el Kalifa que la refugiaba en el barrio de San Cristóbal y el polígono Marconi.
En el informe policial consta también que “además de acostarse con el Kalifa, se acostaba con gente en las chabolas y con gente de mucho dinero” a cambio de droga, a la que habría sido enganchada, para así tener una vinculación total con la red desmantelada.