El alcohol es la segunda sustancia por la que menores y jóvenes - sin distinción de género- demandan tratamiento en España, pero la magnitud del problema es aun mayor si tenemos en cuenta que el alcohol está presente en casi la totalidad de los casos, según Proyecto Hombre Madrid.
Cerca del 70% de los menores y jóvenes que acuden a tratamiento tienen problemas con el alcohol, aunque en la mayoría de los casos no son conscientes de ello.
En el año 2022, solo un 10% de los jóvenes atendidos pidió ayuda directamente por consumo problemático de alcohol.
El resto pidió ayuda por otras adicciones, descubriendo que de manera secundaria también presentaban un problema con esta sustancia.
BEBIDAS ENERGÉTICAS
Uno de los consumos que más preocupa en relación a esta sustancia, y que cada vez se produce con mayor frecuencia, es la ingesta de alcohol junto a bebidas energéticas.
De hecho, el 16,1% de los jóvenes afirma haber mezclado estas dos bebidas en los últimos 30 días.
Las bebidas energéticas reducen la sensación sedante del alcohol, lo que provoca que los jóvenes beban mayores cantidades, potenciando el riesgo de caer en coma etílico o en conductas peligrosas.
Esto también sucede con las bebidas energéticas, ya que al tratarse de un estimulante, provoca que el cuerpo cada vez necesite una cantidad mayor, lo que deriva en un consumo excesivo o en el consumo de otras sustancias.
La baja percepción de riesgo y la elevada disponibilidad para consumir ambas bebidas, provoca que cuando los jóvenes acuden a tratamiento, no lo hacen en fases tempranas sino que ya se encuentran en un momento muy difícil con un problema grave.
CONSUMO NORMALIZADO
Existen dos factores que provocan que este consumo sea especialmente peligroso, por un lado, que se trata de un consumo normalizado, y por otro lado, que no existe conciencia de peligro.
Por eso Proyecto Hombre Madrid alerta sobre la importancia de no banalizar el consumo de alcohol debido a las graves consecuencias que puede tener.
La asociación insiste en la importancia de prevenir, y en aquellos caso en los que el consumo problemático ya esté presente, realizar una intervención temprana.
Es crucial que los adultos presten atención al comportamiento de los jóvenes, y ante cualquier duda, se pida asesoramiento con el objetivo de evitar que se desarrolle una adicción.