Faltan tres días para que se cumpla el primer aniversario del devastador terremoto de nueve grados que el pasado 11 de marzo asoló Japón. Tras el seismo un gigantesco tsunami con olas que alcanzaron los 20 metros de altura borró literalmente del mapa buena parte de la costa noreste del país.
Hoy, un año después, en la perfectura de Miyagi, muchas poblaciones pesqueras aún muestran las heridas de la tragedia que mató a 20.000 personas. Barcas amontonadas, escombros de los edificios que albergaron vida y barrios enteros desaparecidos. La huella de la tragedia sigue viva para los que consiguieron sobrevivir. Muchos han perdido no solo sus casas, también a toda su familia.
Mientras en Tokio, a mas de 300 km del epicentro, la población no puede olvidar como temblaron los rascacielos provocando el pánico. Un miedo que se ha visto acrecentado tras los últimos estudios sísmicos. Según los expertos hay un 75% de posibilidades de que un gran terremoto destruya literalmente la capital japonesa dentro de cuatro años. Ante esa perspectiva, muchas familias están abandonando los apartamentos en edificios altos para construir casas con sistemas personalizados de protección anti sísmica. Se trata de rodamientos que hacen moverse la casa al mismo tiempo que la tierra tiembla evitando así que el edificio se desplome. Muchos japoneses están comprando generadores eléctricos para garantizarse sus depósitos de alimentos en caso de catástrofe.
Pero la vida sigue en Japón. En Iwaki, a sólo 50 km de la central nuclear de Fukushima ha reabierto sus puertas un gigantesco parque acuático. Se cerró tras el terremoto, sufrió daños en sus estructuras, pero hoy vuelve a ofrecer ocio a los japoneses que sin miedo llenan sus instalaciones. Un poco mas alla, a 20 km de la central, la vida se ha parado. Las poblaciones se han convertido en zonas fantasma donde está prohibido vivir debido a los altos niveles de radioactividad. En Fukushima los reactores están en parada fría, se calcula que pasarán 40 años antes de poder desmantelar totalmente la estructura.
Desde hoy hasta el domingo, 11 de marzo, se preparan actos en Japón para honrar a los muertos y damnificados por el tsunami. Pero aún hay 3.276 tumbas vacías, las de los cuerpos que la ola gigante nunca devolvió.