Con sólo 22 años Rosemary Fowler (Brown de soltera) realizó un importante descubrimiento mientras trabajaba en el laboratorio de física de rayos cósmicos que dirigía Cecil Powel en Bristol.
Powel ya había descubierto el 'pión', partícula subatómica por la que recibió el Premio Nobel de Física en 1950.
En 1948, mientras repasaba el trabajo del equipo, Rosemary Brown observó algo raro: el rastro de una partícula con un comportamiento diferente: "Supe que era algo nuevo y que sería muy importante", contó después Rosemary, "era muy emocionante".
Esa huella recibió el nombre de 'K', 'la huella K', la huella de una partícula que podía descomponerse de maneras diferentes. El descubrimiento obligó a 'reescribir' la Física y 'rompió' la simetría del Universo.
Ya se habían visto rastros de la partícula antes, en la Universidad de Manchester pero su comportamiento era distinto. El descubrimiento de Rosemary Brown obligó a los científicos s reconsiderar la idea de que existía una simetría fundamental de la naturaleza. Una idea que, durante décadas se había dado por supuesta.
Aunque Rosemary se retiró, diferentes científicos estudiaron el comportamiento anómalo de la partícula. Esa partícula subatómica recibió el nombre de 'Kaón' o 'mesón K'.
El descubrimiento no sólo llevó a reescribir la teoría de la Física de partículas también abrió el camino a descubrimientos posteriores como el 'Bosón de Higgs' que completó el 'Modelo Estándar' de la Física, que utilizan actualmente los físicos.
Rosemary nunca llegó a terminar su doctorado. Ahora, la Universidad de Bristol ha concedido "a la física pionera que cambió nuestra comprensión de la física" el Doctorado Honoris Causa con 98 años. Un homenaje que llega 75 años después pero que reconoce su gran contribución para una nueva concepción de la Física que nos ha hecho entender mejor el Universo.