'Para ser un buen pastelero hay que entender a Peter Pan'. Con esta idea afronta todos lo días su trabajo Christian Escribà. Y su trabajo es crear ilusión en forma de pasteles. Pasteles que parecen juguetes o maquetas o formas surrealistas que endulzan la vida.
Unos zapatos, una nave espacial, una tarta de cumpleaños o la Sagrada Familia. Cualquier forma o sabor es bueno para cumplir el propósito de Escribà, ilusionar a sus clientes.
Christian pertenece a una familia de larga tradición pastelera, una historia dulce que ahora resume en el libro 'El arte de convertir la pastelería en ilusión', dividido en capítulos que muestran la evolución del arte culinario familiar, anécdotas con innumerables personajes famosos amigos de la familia y fotografías espectaculares de sus creaciones.
Antonio Escribà, padre de Christian, inició el camino de la pastelería-espectáculo revolucionando el concepto de cocina dulce e influyó en primeras figuras de la gastronomía como Ferran Adrià, que nos recibe en el obrador Escribà junto a Christian.
Escribà es la combinación perfecta de una receta infalible: tradición y espectáculo, postres de toda la vida y presentaciones modernas. Magia y sabor.