En un país, Corea del Sur, donde los perros se comen e incluso se consideran una delicatessen culinaria, esta mujer de 61 años se ha propuesto salvar a todos los que pueda.
Ya tiene más de 200 en su refugio, y sigue tratando de evitar que acaben cocinados en una mesa.
Apenas tiene recursos, pero lo hace con donaciones y la ayuda de otros amantes de los animales.