Crece la violencia contra niñas y adolescentes: 39 % más en 4 años y el 70 % no denuncia
Diana Díaz, directora de la Fundación Anar, añade que denunciar “requiere del apoyo de su familia, pero el 50% no es consciente de que sufre de esa violencia de género y no siente la necesidad de pedir ayuda”
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REDACCIÓN/EFE
La Fundación ANAR ha constatado un incremento de la violencia que sufren niñas y adolescentes, que ha aumentado un 39,7% en 4 años, con especial incidencia de la violencia machista (un 87% más) y una tendencia a la normalización de determinadas conductas violentas, ya que el 70% no denuncia.
Son algunos de los principales datos que recoge el Estudio 'Evolución de la violencia contra las mujeres en la infancia y adolescencia en España (2018-2022)', a partir del análisis de las llamadas y testimonios que llegan a esta organización a través de las distintas Líneas de Ayuda ANAR.
En este periodo de tiempo, ANAR ha atendido a 20.515 niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia contra las mujeres y ha dado respuesta a 382.219 peticiones de ayuda. Entre estos casos, hay madres víctimas de violencia de género con hijos/as menores de edad, que directa o indirectamente también son víctimas, adolescentes que en sus relaciones de pareja sufren violencia machista y chicas que sufren otros tipos de violencia como agresiones sexuales, ciberacoso, grooming, etc.
Entre las principales conclusiones, Anar ha destacado el aumento del 39,7% de menores de edad atendidas por violencia contra las mujeres en sus cuatro variantes: violencia de género, doméstica, sexual y otro tipo de violencia física o psicológica.
Las consultas por violencia de género aumentan un 87%
Las llamadas por violencia de género representan el 53,8% del total. Son el tipo de violencia que más crece entre 2018 y 2022 (un 87,2% en el caso de adolescentes y un 87,7% en el de violencia de género en el entorno).
Y preocupa que el 47,1% de las chicas no son conscientes de estar siendo víctimas de violencia de género, cifra que se incrementa al 63,7% en el último año recogido en el estudio, mientras que el 70,3% de las víctimas no denuncia ni tiene intención de hacerlo. Diana Díaz, psicóloga y directora de la Fundación Anar, añade que denunciar “requiere del apoyo de su familia, pero el 50% no es consciente de que vive una violencia de género y no siente la necesidad de pedir ayuda”. “Si a una mujer adulta le cuesta denunciar porque normalmente hay amenazas, tenemos que pensar que las adolescentes van a ser mucho más resistentes y necesitan un contexto de más protección para poder dar este paso”, defiende Díaz.
En el periodo de estudio, ANAR ha recibido 16.846 consultas y ha atendido a 11.031 niños, niñas y adolescentes por violencia de género, la mayoría de ellas (el 86,7%) sufrida en su entorno y el 13,3% restante ejercida por otro adolescente.
La edad media de los menores que sufren violencia machista en su entorno es de 10 años. El 56,6% son mujeres y el 43,4% varones, el rendimiento escolar es bajo, viven mayoritariamente en familias monoparentales (68,2%), normalmente con la madre y en más de la mitad de los casos, la familia es migrante.
En el caso de la violencia machista entre adolescentes, ANAR ha atendido a 1.468 niñas y adolescentes, con un crecimiento del 87,2% desde 2018, y la edad media de las víctimas es de 16 años. El perfil de estas chicas es de una estudiante de secundaria o Bachillerato, en la mitad de los casos con un rendimiento escolar bajo, de nacionalidad española en casi 7 de cada 10 casos y que vive mayoritariamente en familia.
ANAR ha constatado un aumento significativo de la implicación de las nuevas tecnologías en este tipo de violencia, especialmente en la ejercida entre iguales y a partir de la pandemia, cuando se ha incrementado un 82%. Diana Díaz apunta a que en estos casos la adolescente no siente que es un canal del que deba protegerse. "Es la violencia que menos identifica una adolescente", asegura
Asimismo, ha comprobado como en el 48,8% de los casos existe un problema de salud mental, con ideación e intento de suicidio en el 17,9% de los casos, problemas de conducta (10,2%), y autolesiones (7,7%). Además, denuncia que la mayoría de los niños, niñas y adolescentes no reciben tratamiento psicológico: el 71,2% en el caso de las víctimas de violencia en su entorno y el 69,1% de las víctimas de violencia adolescente.
La violencia sexual aumenta un 39,4%
ANAR ha mostrado su preocupación por el aumento de la violencia sexual, que ha crecido un 39,4% en estos cuatro años, en los que ha atendido a 2.400 niñas y adolescentes afectadas por violencia sexual, tecnológica, pornografía, prostitución y aborto forzoso.
También ha atendido a 3.815 niñas y adolescentes por violencia doméstica. Casos de maltrato físico y psicológico y también negligencias como abandono. Por otra parte, 3.260 niñas y adolescentes han llamado para reportar casos de acoso escolar, agresiones físicas y verbales, ciberacoso y violencia institucional.
En todos estos casos, el perfil de la víctima es el de una niña de 12 años. Un 13,9% padece algún tipo de discapacidad y en el 71,6% de los casos el rendimiento escolar es medio o bajo. El 73,5% de las víctimas de este tipo de violencia no reciben tratamiento psicológico.
Del total de llamadas atendidas por cualquier causa de violencia, el 70,1% de los problemas fueron considerados de gravedad alta y un 52,8% de urgencia alta. A raíz de esto, desde ANAR se realizaron 108.562 derivaciones a recursos sociales de infancia y adolescencia.
El agresor es el novio y en 3 de cada 10 casos, mayor de edad
En cuanto al perfil del agresor en violencia machista, el novio actual es agresor más identificado. Normalmente, la edad de los agresores coincide con la de las víctimas, pero 3 de cada 10 son mayores de edad. Cuando hablamos de violencia machista en el entorno, en el 90% de los casos el agresor es el padre, que usa al menor como instrumento para ejercer la violencia.
En cuanto a las otras formas de violencia, en el 52,5% de los casos es un familiar o una persona muy conocida por el menor y el más común es el padre o padrastro (83,9% de los casos).
Mientras que en los casos de acoso escolar, los agresores son menores de la misma edad y no suelen actuar en soledad.