El hábito de pasar horas y horas ante la pantalla del móvil, haciendo “scroll”, deslizándonos por las redes sociales, consumiendo otro tipo de contenido audiovisual o “navegando” en webs altera la percepción del paso del tiempo.
La psicóloga Elena Daprá explica que “es adictivo porque segregamos hormonas que tienen que ver con el bienestar y el placer, sentimos que estamos fluyendo y se escapa el tiempo de las manos”. “Jugar o hacer scroll puede producir aislamiento y no nos damos cuenta”, añade. “Ahora mismo, todo el mundo que tenga un aparato tecnológico puede sufrir estos efectos de adicción y sus riesgos”.
Expertos de Neurociencia Cognitiva del Darmouth College han demostrado que estar pegados a las pequeñas pantallas “nos hace sentir que el tiempo pasa más rápido”.
Pasar cinco horas de media mirando el móvil ha pasado a ser una rutina y estar horas en redes sociales es un hábito aceptado para la mayoría y, por eso, “es una actividad que borramos rápidamente del cerebro, porque es rutinaria y no la recordamos, por lo que parece que ha sido menos tiempo invertido en ello”.