Los mayores tienen "la sensación de que nada ha cambiado" respecto a la atención de la banca. Un año después de las promesas del Ministerio de Economía, "estamos en invierno, con frío y con mayores que tienen que hacer cola en las calles".
Ángel tenía su banco al lado de casa y ahora debe desplazarse un kilómetro para ser atendido por su gestor y hacer determinados trámites: "Lo han decidido arbitrariamente y ahora tengo que ir hasta allá", lamenta.
Luisa denuncia que tuvo que pedir un cambio de oficina tres veces para evitar desplazarse porque "no es nada fácil para las personas mayores".
"Afecta a personas que viven en pueblos y a todos los que tengan una discapacidad o movilidad reducida", expresa un vecino. "Yo he trabajado en un banco muchos años y creo que como ahora se fusionan y cierran oficinas, una persona mayor lo pasa mal".
"Como mayor de 65 años ahora me atienden dentro para que pueda ingresar dinero tranquilo, pero a veces incluso te cobran por ingresar un talón", declara otro vecino de Ríos Rosas.
Otro de los problemas señalados es que se retiran progresivamente las cartillas físicas que usaban los ciudadanos y que "para muchos ver su cartilla y vigilar sus movimientos es un ritual y no van a hacerlo por internet porque no tienen las herramientas".
En general, los mayores testifican que "hay menos personas para atendernos y está en juego nuestro dinero". Desde la Asociación de Mayores ACUMAFU declaran que "tenía que haber una formación para que los bancos puedan enseñar a los mayores a entender el tema digital y además que las oficinas no pueden estar cerradas para ellos".