Un 16 de agosto de 1867 comenzaron a navegar las barcas del estanque del Retiro. Por aquel entonces, quienes disfrutaban de la navegación no tenían que remar. Al mando de las barcas había marinos y según la clase social se accedía a unas u otras embarcaciones. En aquella época, además, las aguas del estanque eran aptas para el baño.
Han pasado 150 años y el estanque del Retiro, con sus barcas, sigue en el recuerdo de muchos madrileños y visitantes.