La madrileña interpreta a la subcomisaria Alba en 'El silencio de la ciudad' y reconoce que tardó en ser una actriz contrastada
REDACCIÓN
Nuestra compañera Amalia Enríquez ha estado charlando con Belén Rueda. La actriz ha desvelado ciertas características de la subcomisaria Alba, personaje que interpreta en la versión cinematográfica de 'El silencio de la ciudad', dirigida por Daniel Calparsoro y cuyo estreno es el próximo viernes 25 de octubre. Ha destacado también la riqueza que le aporta interpretar cada papel y lo que tardó en ser una actriz contrastada.
"Cuando me dijeron vamos a hacer la promoción a mí siempre me gusta volver a la película para poder recordarlo y yo decía, ¡mi personaje! ¿cómo se llamaba?. Me llegó el guión, lo leí y después pensé tengo que leerme el libro. Al haberme leído el libro estás rellenando esas lagunas porque las has cogido del libro", ha indicado sobre el papel que lleva a cabo. Ha asumido que quería contar el pasado de cada uno de los personajes sin necesidad de tener que explicarlo, solo con imágenes.
Su personaje, la subcomisaria Alba, "es una mujer de cierta edad que se ha reinventado varias veces pero siempre con ilusión". "Tiene mucha vida y permite que le pasen cosas, ella es la esperanza en un momento complicado de su vida", ha señalado. Sobre los diálogos, ha dicho que "la mayoría de las conversaciones eran corriendo". "Era necesario hacer deporte, pero con mayúsculas. Durante el rodaje le decía a Daniel si podía sentar a los personajes tranquilamente en un bar a charlar", ha bromeado.
Cuando se hace una versión cinematográfica de una novela de éxito en ventas se encuentra el intérprete con el problema de que cada persona que ha leído el libro tiene su imagen del personaje. Belén ha garantizado que para ella no es ningún inconveniente. "Lo que se le exige a un proyecto es que te sorprenda, que trates o enfoques un tema de manera diferente, eso es lo que me atrapa de los proyectos que elijo. Personajes que estaban escritos para hombres y cuando me han propuesto la idea, les he dicho que me gustaba y he dicho oye pero esto es para un hombre y me decían, lo adaptamos a mujer", ha confesado.
Belén Rueda tardó en saltar al escenario, en concreto rondando los 40 años. "Yo no pensaba que era actriz porque los demás me permitían que lo fuera, pero permití que ellos no lo permitieran", ha asumido. "Esto es una carrera de fondo en la que no puedes pensar que si no te llega el momento de hacer el personaje que te apetece hacer has fracasado o perdido el tiempo", ha insistido.
Sobre la profesión, ha indicado que es como "un archivo de emociones" done acumulas experiencias para seguir interpretando más papeles. "Nuestra profesión es maravillosa porque te permite vivir muchas vidas, te pones en contacto con gente que ha pasado esa situación y la gente es muy generosa. Te regala sus vivencias pero tienes que conseguir traducirlas a través de tu cuerpo", ha especificado. También ha señalado la importancia de los comentarios de la gente, aunque para ella "con los años cada vez te importan menos".
Sus padres, su baluarte
"Antes de ser actriz nunca pensé que podía vivir de esto. Había una idea antes de que de esto no se podía vivir", ha afirmado. Belén Rueda ha aconsejado que "hay que escuchar lo justito, sobre todo de personas que no te quieren ver bien" para poder triunfar. "Soy cabezota con las cosas que me gustan y muy insistente. Mis padres siempre han estado ahí porque han sido maravillosos, pero la educación que nos han dado es de te vales por ti mismo. Había meses que la última semana no tenía para comprar ni si quiera pan, no era porque ellos no me lo dieran, era por propio orgullo", ha reconocido.
Su hija Belén sigue su estela
"La primera vez que la vi en un escenario lloré", ha asumido la actriz cuando vio por primera vez actuar a su hija Belén. Sin embargo, espera que no sea la sombra de Belén Rueda aunque ahora que ya son mayores, se ha permitido unas vacaciones en solitario. Por último, ha reconocido que la ayuda del psicólogo le ha servido para gestionar diferentes estados de ánimo y el consejo que le ofrece a su hija es que "todos los inicios son difíciles".