Conrado Giménez, presidente de la Fundación Madrina, y recién llegado de ucrania donde ha rescatado a numerosos niños, ha manifestado en una entrevista en Buenos Días Madrid de Telemadrid que sus padres “ ya asumen que a lo mejor van a morir y lo hacen todo por los niños, están dejando que salgan los niños con algún acompañante o familiar, e incluso solos a veces”.
Acaba de llegar de Ucrania y pide disculpas porque “justo vengo con lo puesto” y enseña un escapulario de San Miguel que es el patrono de Kiev que “hemos puesto a todos los niños de un orfanato que vienen de Mariúpol y tuvimos que rescatarles en mitad de los bombardeos y de los tiroteos".
"Nos desaconsejaban llegar, pero no había más remedio que recogerles y traerles. Ya están en un lugar seguro y la Policía Nacional que es extraordinaria en conjunción con la Secretaría de Estado y el Ministerio de Defensa que fletó un avión, pudimos rescatar a estos 87 niños y profesores”, relata.
Salen los niños incluso solos
Señala que ha visto un país “absolutamente acostumbrado a la guerra, las madres se están quedando con sus maridos y están dejando que salgan los niños con algún acompañante o familiar, e incluso solos a veces, y es una situación tremenda. Piensan que de cualquier forma los niños se salven y ellos ya asumen que a lo mejor van a morir y lo hacen todo por los niños”.
“Por eso decidimos ir a su rescate –añade- habían bombardeado la estación de tren, no podían salir hacia Kiev y tuvimos que ir, aunque nos aconsejaron que no fuéramos porque estaban bombardeando. Fuimos con dos personas que son expertos en operaciones especiales”.
Relata emocionado que “pensábamos que alguno de nosotros no iba a volver, y me emociono todavía, dijimos que los que quedaran asumieran la operación con esos dos autobuses. Hicimos la operación en media hora, llegamos a Leópolis, donde hay un millón de refugiados y donde se espera que si hay bombardeos rusos haya otra ola gigantesca de refugiados”.
Dice que “incluso hay armas químicas, la población está sufriendo, pero es la estrategia que tienen, generar miedo, de ir contra madres, contra niños, con violaciones, con… Quien sufre ese horror de la guerra es esos niños”.
“Me siento orgulloso de los voluntarios que fuimos, de esta pequeña institución (La Fundación Madrina) porque Dios ha permitido que podamos a estos niños y antes a 1.500 madres y niños en autobuses y aviones”, señala y agradece la ayuda de todos. Cuenta también que llevan ambulancias y generadores a hospitales, porque no tienen ni luz.
“Se me encoge el corazón y el alma”
“Se me encoge el corazón –dice con la voz quebrada- se me encoge el alma” y relata que la generosidad de Polonia “es alucinante porque ha acogido en sus propias familias dos millones de familias refugiadas”. Cita la labor de todos los voluntarios de España y de la sociedad civil española y advierte sobre las mafias que usan esta situación para traficar con los niños que ha obligado a que la policía polaca aumente su vigilancia y dureza. Recuerda que cualquier iniciativa ahora “tienen que pasar por el gobierno de Polonia”.
Cree que en España “es fundamental la acogida, tenemos nosotros 1.300 familias que acogen y pueblos que acogen, y también el seguimiento de los refugiados”. Al respecto, la Fundación Madrina valora también las familias ucranianas que pueden ir a la llamada España “vaciada”.