La nueva normativa permite salir y entrar a las zonas afectadas por las restricciones para ir a trabajar, al colegio o hacer gestiones. Muchos lo hacen en transporte público, pero otros prefieren desplazarse en el vehículo privado, porque creen que están menos expuestos al virus.
Negocios a la ruina
En la zona de Entrevías muchos vecinos se temen lo peor. En los bares las barras están vacías porque “está prohibido, aunque hay personas que no lo saben. Y está fatal porque a partir de las 22 horas tenemos que cerrar y era cuando venían clientes. Tendremos que cerrar el negocio porque si no hay clientes….”
“Tenemos miedo y todo esto es una pena, es muy duro y no sabemos cuándo va a acabar”, dice la encargada de un bar.
Entrevistamos a unos padres que llevan a sus hijos al cole señalan que aunque pueden llevar a sus hijos al cole, “los parques cerrados y no creo que tenga sentido si van a cole y luego los parques cerrados, creo que deberían adoptar otras medidas porque con esto no va a servir de nada”.
Quejas sobre el transporte
Preguntados sobre si se sienten discriminados por el hecho de vivir en Entrevías, el padre dice que “nos sentimos un poco discriminados por el hecho de vivir en un barrio más humilde”. Reconoce no obstante que los criterios son sanitarios y destaca que “aquí vivimos más gente, más aglomerados y nos tenemos que mover a horas punta a otras zonas para trabajar, cosa que a la gente de otros barrios que viven en chalets no tienen tanta aglomeración como aquí”.
Dicen también que para trasladarse hay “mucho tiempo de espera, trenes llenos, la gente se queja mucho de eso, aunque nosotros trabajamos cerca y usamos el coche”. Dice el padre que él trabaja en la zona de Madrid Río y que tiene salvoconducto y que “al final solo se pueden mover quienes les interesa que se muevan y los demás a estar paraditos en casa y a cumplir órdenes”.