Una misa en la catedral de la Virgen de la Almudena y varios actos en la parroquia de la Virgen de la Paloma recordarán y rendirán homenaje a las cuatro víctimas y diez heridos de la explosión del edificio del arzobispado situado en la calle Toledo 98 el pasado 20 de enero de 2021.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha recordado a través de su perfil de Twitter a las víctimas de la tragedia. "Hoy hace un año del terrible accidente en Puerta de Toledo que acabó con la vida de cuatro madrileños. Con su memoria en nuestro recuerdo, transmitimos el cariño de Madrid a sus familias", ha afirmado.
Este jueves a las 14:45 horas se celebrará con acceso libre el rezo del Rosario por los difuntos y sus familiares ante el mosaico de la Virgen de la Paloma situado en la fachada de la parroquia, en la calle Paloma número 21 de Madrid.
A continuación, a las 15:30 horas, se oficiará una misa conmemorativa en la parroquia Virgen de la Paloma organizada por el colegio La Salle y presidida por el párroco, Gabriel Benedicto. Además, se realizará una bendición de la estatua de santa Filomena. El acceso es con invitación.
Por ultimo, también hoy pero a las 20:00 horas, se celebrará una misa solemne en recuerdo de las víctimas mortales de la explosión de gas presidida por el cardenal arzobispo de Madrid, don Carlos Osoro, en la catedral de la Almudena.
Colecta popular
La parroquia de la Virgen de la Paloma realizará una colecta popular para recaudar fondos entre los madrileños con el objetivo de reconstruir el edificio del Arzobispado de Madrid en la calle Toled afectado por la explosión.
Recuerdan que este edificio, que funcionaba como comunidad parroquial, se levantó con donaciones hace algo más de 30 años, y los responsables de la parroquia confían en volver a reconstruirlo "tan pronto sea posible gracias a la generosidad de benefactores y pequeñas limosnas".
"En estas más de tres décadas, esta comunidad ha cambiado la vida de muchas personas, ha abierto futuro a jóvenes y familias, esperanza a los ancianos, cobijo a los pobres. Cáritas, apoyo escolar, grupos de oración, catequesis, acompañamiento a personas solas, refugiados, enfermos del barrio, pasaban por un edificio que tenemos la ilusión de recuperarlo cuanto antes", desean.
Los hechos y las víctimas
Una fortísima explosión tuvo lugar minutos antes de las 15 horas del día 20 de enero, destruyendo gran parte del edificio de origen del número 98 de la calle Toledo y dejando a la vista la mayoría de las viviendas de las plantas superiores, de las que cayeron numerosos cascotes a la calle y al patio de un colegio cercano, en el que no había nadie por los daños de la borrasca 'Filomena'.
La deflagración también afectó a la estructura y tejados de los edificios cercanos, dejando inutilizables varias viviendas. Sus inquilinos tuvieron que ser llevados por el Samur Social a un hotel cercano, donde estuvieron muchos días, entre quejas de no poder acudir a sus casas a recoger enseres y documentos de importancias.
Una residencia cercana del grupo Los Nogales tuvo que ser desalojada, sin sufrir daños ninguno de 58 ancianos. Nunca más volvieron a la calle Toledo y se quedaron en otras residencias del grupo, que ahora plantea reestructurar el local y convertirlo en una residencia de estudiantes.
Tras la explosión, que se sintió en todo el barrio, la calle fue rápidamente acordonada por los efectivos de seguridad y emergencias. Tras su ardua labor, rescataron los cuerpos de varios fallecidos y heridos, todos en el exterior. Dentro del edificio solo quedó una persona, el padre Matías, que no sufrió ni un solo rasguño, pese a encontrarse en la quinta planta, desde la que narró en un vídeo lo que había pasado poco antes de ser rescatado. "Acaba de estallar nuestra casa, rezad por mí", llegó a decir.
Peor suerte corrió el sacerdote Rubén Pérez Ayala. El informe médico revela que cayó de una altura considerable (tercera o cuarta planta) y se estrelló contra el suelo. Por eso tenía la pelvis hecha añicos cuando los bomberos le levantaron a pulso. Tuvo algunos momentos de consciencia, en los que preguntaba por su amigo. Después, ya no habló más y falleció de madrugada en el hospital.
Por su parte, David Santos, padre de familia numerosa y amigo de Rubén desde la adolescencia, ambos habían quedado para tomar una caña en Puerta de Toledo. Pero el sacerdote le llamó en el último momento para que subiera al edificio parroquial porque olía a gas. Pero no les dio tiempo más que a recorrer un par de plantas. Salió disparado junto a su amigo a la calle y falleció en el acto.
El tercer fallecido se llamaba Javier Gandía, albañil que trabajaba en una obra cercana. Había ido al coche un momento a coger algo, y perdió la vida al ser alcanzado por los cascotes.
La cuarta víctima, Stefko Ivanov, un ciudadano búlgaro que acababa de estar en los Servicios Sociales del Ayuntamiento, situados a la espalda de la parroquia. Subía caminando por la calle Toledo a la altura del 98 cuando el gas explotó.
Control de daños
La explosión causó el derrumbe parcial, y en algunos casos casi total, de las cuatro plantas del edificio parroquial, en el que había despachos, un centro de acogida de Cáritas, que estaba cerrado en ese momento, ocho salas de reuniones, un salón, tres viviendas para sacerdotes e incluso una capilla en la sexta planta. De hecho, el sagrario de esta capilla quedó destrozado pero milagrosamente indemne una hostia consagrada metida dentro de un viril de cristal transparente.
Tras las labores de emergencia, comenzaron a trabajar los Bomberos del Ayuntamiento y la Policía Municipal y Nacional con drones para conocer el estado del edificio y poder acometer con seguridad las obras de desescombro de forzado y pilares, que duraron dos semanas.
Finalmente, despejaron los elementos inestables pero no derribaron el edificio, ya que un informe preliminar encargado por la parroquia descartaba daños estructurales en el inmueble. Y por eso ahora optan por la rehabilitación que podría durar varios años.
La investigación
El mismo día del suceso se incoaron actuaciones judiciales por lo ocurrido y juez de Instrucción número 35 de Madrid solicitó a la Policía Científica y a los Bomberos un informe. Los agentes interrogaron a una treintena de personas, entre sacerdotes y vecinos y comprobaron el estado de las calderas.
Las compañías aseguraron que habían pasado la correspondiente revisión y que la red de gas había pasado varios controles.
Los agentes concluyeron que el escape se produjo entre la primera caldera del edificio y la acometida de suministro, sin que "las posibles irregularidades administrativas o de la instalación" hayan influido en la causa de la explosión.
Con ello, la jueza archivó la causa calificando el origen de "accidental, sin que haya podido esclarecerse otra causalidad distinta" y explicando que debido al escape lento de gas, "las referencias de olor a gas fueron discontinuas, no llegando a generar alarma , entre los residentes en el edificio hasta momentos antes de la explosión".
El peritaje de la parroquia detalla que el escape se situó bajo la acera de la calle Toledo, se coló en número 98 y subió hasta formar una bolsa en los pisos superiores. Una pequeña chispa, que pudo ser causada por cualquier nimiedad (luces de presencia, un ascensor, una simple ventana abierta) causó la deflagración.
Además, recalcan que todos los informes descartan negligencia alguna por parte de las víctimas y, por parte de la parroquia, pues la instalación estaba en regla y el edificio había pasado la inspección técnica. Nadie manipuló caldera alguna en ese día, ni explotaron. De hecho, las siete del edificio estaban intactas y el olor a gas "fue repentino y no hubo tiempo de reaccionar", apuntan.
Sin embargo la parroquia recurrió sin éxito a la Audiencia Provincial el auto de la jueza porque quieren saber qué pasó exactamente. "Si en el tramo que va de la válvula de la acometida al edificio no había ninguna avería ni irregularidad, *por qué no se investiga qué pasó en el otro tramo, que es donde el tubo se desprendió? La empresa del gas, responsable única del mantenimiento, no entregó los informes pertinentes, y el juzgado no se los reclamó: se limitó a dar carpetazo al caso. Tampoco se han hecho pruebas sobre la válvula de la acometida", critican.
En sus alegaciones señalan que cuando llegaron al suceso los bomberos no pudieron acceder a la llave de la acometida para cerrarla porque estaba bloqueada. "*Eso sucede si se han hecho todas las revisiones pertinentes? *cómo es posible que se hable de causas concomitantes que no explican (ni el socavón ni Filomena) que un tubo así se salga. Una válvula no se suelta, y así lo corroboran los expertos y los montadores", apuntan a Europa Press desde la parroquia.
Por ello, tras el carpetazo dado por la Audiencia Provincial al caso, las víctimas y la propiedad del edificio iniciarán la vía civil "con el único objetivo de saber qué pasó, para evitar que les ocurra a otros mañana".