No hace tanto tiempo, la calle Arturo Soria ni era tan larga como es ahora, ni tan ‘urbanita’. Aquí venían a veranear los madrileños, por su altura con respecto al centro de la ciudad y como consecuencia contaba con una temperatura más baja. Además, desde las ventanas de las viviendas, podía vislumbrarse la sierra de Madrid.
La calle Arturo Soria, llamada así en honor al hombre que la ideó, nació como un proyecto urbanístico nuevo y revolucionario para su época, allá a finales del siglo XIX y principios del XX. Se eligió este terreno por tener un suelo más barato, pero estar suficientemente cerca de la ciudad. Se pensó como un proyecto que contase con una única calle, por lo que se conoció como Ciudad Lineal.
Poco tiene que ver el Arturo Soria de principios del siglo XX con el actual en el que se encuentra nuestro presentador, Óscar Martínez y es que, llegó un momento que la ciudad creció tanto que el tejido urbanístico de la misma acabo envolviendo a la calle Arturo Soria convirtiéndola en parte de la capital. De los cinco kilómetros iniciales con los que contaba la calle, hoy día casi dobla la distancia.
Algunos lugares emblemáticos de esta calle, como la piscina Stella, nos recuerdan lo que un día fue y significó. Actualmente en desuso ha llegado a aparecer en películas de la época del destape como las de Alfredo Landa.