El madridismo tenia ganas de clásico. Sentenciar la liga y dejar al Barça a 18 puntos. Invitaba a disfrutar de otra noche mágica en el estadio Santiago Bernabéu.
Muchos tuvieron suficiente con 70 minutos. Con el 0-4 comenzó la desbandada y con el pitido final, la afición blanca pasaba la factura.
La fiesta del Barça empezó en el campo y se trasladó después al vestuario.
Xavi tenía abrazos para todos. Por momentos aquello parecía Canaletas.
Joan Laporta también quería su foto de recuerdo y a las puertas del Bernabéu. La noche se cerró con el estasis culé.