Niños jugando entre una dañina nube de polvo. Es el día a día de los prebenjamines del CD Campamento. "Los niños están haciendo deporte y respirando una polvareda, es como una nube nuclear", denuncia Vicente Herrero, vicepresidente del club madrileño.
Es casi peor cuando llueve. "El campo se embarra y es imposible jugar", añade Joaquín Alfaro, Quini, uno de los entrenadores del club.
Son algunas de las dificultades de jugar y entrenar en uno de los pocos campos de fútbol de tierra que aún quedan en la Comunidad de Madrid y quienes más lo sufren son los jugadores, tanto los más pequeños como los más mayores.
La situación de los vestuarios no es mucho mejor. "Tenemos techo de uralita, los pocos arreglos que podemos hacer los pagamos de nuestro bolsillo", comenta el presidente del CD Campamento. Unas instalaciones que llevan 40 años sin reformarse.
Así las cosas, cada menos son los jugadores que quieren unirse al club y se marchan a otros equipos. Redes rotas, vestuarios en ruina y vallas peligrosas.
Son terrenos de propiedad militar y el CD Campamento no puede arreglarlos, por eso piden que sean cedidos al ayuntamiento de Madrid para poder así mejorar las instalaciones.