Los aficionados escoceses del Celtic de Glasgow calientan motores en la Plaza Mayor antes de que su equipo se mida al Atlético de Madrid en la cuarta jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones, un partido declarado de “alto riesgo” que, sin embargo, se desarrolla pacíficamente en los momentos previos por la fuerte presencia policial.
Es día de partido en Madrid, pero no lo parece. Atrás quedan las imágenes de centenares de aficionados de los equipos del fútbol europeo bebiendo de pie, saltando, gritando y pateando balones en uno de los epicentros culturales y turísticos de la capital.
El panorama es hoy menos anárquico y más ordenado, con los fanáticos escoceses tomando cervezas sentados en las terrazas, charlando distendidamente y obedeciendo -a veces a regañadientes- las órdenes de las decenas de efectivos de la Policía Nacional y Policía Municipal de Madrid, que ha desplegado también jinetes de la policía montada y unidades caninas.
“No es como antes”, resume Connor, un aficionado del Celtic de mediana edad que porta una bandera de Palestina colgada a sus espaldas, desde uno de los establecimientos hosteleros de la plaza, donde no para de reírse con sus tres compañeros de viaje, ya ansiosos -reconocen- por acudir al campo a alentar a su equipo.
Los hinchas escoceses -desde los grupos de veinteañeros que vienen por primera vez a Madrid hasta las delegaciones más experimentadas, con varias expediciones a la capital española a sus espaldas- combaten el frío con cerveza, patatas bravas y raciones de calamares y permanecen impasibles ante los diez grados de temperatura de Madrid.
Curtidos en el cielo nublado de Glasgow, muchos de ellos viven la previa en pantalón y manga corta, una imagen que contrasta con los abrigos de plumas del resto de turistas que también pasean a esta hora por la plaza.
El color verde, representativo del Celtic, predomina en la fotografía general, aunque, con los aficionados sentados en las terrazas, no tiñe completamente de verde la plaza.
Sólo unos pocos se arrancan a cantar tímidamente desde sus asientos de las terrazas, mientras otros se pasan un balón con cierto cuidado, y las vuvuzelas son hoy una anécdota y no el ruido estridente de otras previas.
A pesar de su veteranía, es la primera vez que Danny pisa Madrid. “Creo que va a ser un partido muy duro para el Celtic, especialmente por el estado de forma del Atlético. Espero que podamos compartir y dar cierto nivel”, dice prudente, aunque augura: “Ganaremos, eso sí”.
Hoy es 7 de noviembre, la efeméride de la victoria de su equipo por 2-1 contra el Barcelona en la temporada 2012-2013 de la Liga de Campeones, un choque que recuerda con cariño y al que hoy se agarra simbólicamente.
“Madrid es una ciudad fantástica. Es muy para disfrutar, lo estamos pasando muy bien. La gente es muy amigable y cercana y no hemos tenido ningún problema”, comenta antes de irse con su compañero de grada.
Graham sin embargo, sí ha venido antes a la capital. Lo hizo el año pasado, cuando su equipo acudió a la capital para medirse, también en Liga de Campeones, con el Real Madrid, en un encuentro en el que los merengues ganaron por 5-1.
“Estamos muy contentos de estar así. Ganar al Atlético será difícil, eso sí”, comenta, antes de señalar que el frío de Madrid le recuerda a Escocia.
La Delegación del Gobierno en Madrid ha activado un dispositivo de seguridad con cerca de 1.300 efectivos para el partido de la Liga de Campeones entre el Atlético de Madrid y el Celtic de Glasgow en el estadio Cívitas Metropolitano de este martes, considerado de "alto riesgo".