Paula Badosa es la imagen de la frustración. De no conseguir canalizar y equilibrar las emociones. Hace un año estaba celebrando su título de Indian Wells y el mundo rendido a sus pies.
Ahora ha caído del puesto cuarto al octavo del ranking y la tenista española sigue luchando contra sus propios fantasmas.
“Sobre la pista mi cuerpo no responde a las pelotas que me vienen, no puedo pensar con claridad y tampoco puedo respirar, por lo que me siento muy mal. Me gustaría decir algo en ese momento que tengo un ataque de pánico, pero no puedo porque siento que la gente me juzgará y pensará que soy débil”, ha reconocido abiertamente que a lo largo de su carrera ha padecido episodios de depresión y ansiedad. Ahora solo quiere llevarse bien consigo misma.“Sigue siendo duro para mi ver a gente que no le importa juzgarte o criticarte u odiarte. Es muy difícil de manejar. No consigo entender porque la gente me odia”, comenta Paula, que necesita volver a ser feliz dentro de la pista y cumplir el sueño de ser algún día la número uno del mundo.